Según un reciente estudio, el calentamiento global afecta a la salud y a la calidad de vida de los chicos, tienen un peor estado físico y aeróbico que sus padres a su misma edad. Los detalles
El planeta Tierra se está convirtiendo rápidamente en un entorno extremo para que los humanos sobrevivan y prosperen, especialmente cuando se considera que la mayoría de la población mundial vive en zonas tropicales.
En este marco, el aumento de las temperaturas globales, impulsado por el cambio climático, está haciendo que los niños estén menos en forma y más obesos que nunca, según descubrió un nuevo estudio. A la vez, los científicos verificaron que es un efecto que se retroalimenta negativamente: el buen estado físico también es clave para tolerar temperaturas más altas.
“Un estilo de vida menos activo causado por temperaturas más altas está poniendo a los niños en mayor riesgo de sufrir problemas de salud relacionados con el calor, como deshidratación, calambres por calor, agotamiento por calor y golpe de calor”, escribieron los científicos en un nuevo estudio que acaba de publicar la revista Temperature.
“A medida que el mundo se calienta, los niños están en el peor estado físico que jamás se haya registrado”, señaló la autora Shawnda Morrison, fisióloga de ejercicio ambiental de la Universidad de Ljubljana en Eslovenia. ”Es imperativo que se aliente a los niños a hacer actividad física diaria para desarrollar y mantener su buena salud, para que disfruten moviendo sus cuerpos y no lo sientan como trabajo o una tarea pesada para ellos”, agregó.
“Las políticas actuales sobre el cambio climático no abordan las necesidades de salud de los niños”, advirtieron los especialistas en el documento. Mientras que Morrison enfatizó la naturaleza crítica de “alentar a los niños a hacer del ejercicio una parte cotidiana de sus vidas”.
Los especialistas obtuvieron sus conclusiones al combinar más de 150 estudios científicos sobre cómo los niños mantienen la actividad física y hacen frente al calor, así como también cómo podría cambiar la situación a medida que aumentan las temperaturas globales.
Uno de sus principales hallazgos fue que el estado aeróbico de los niños es un 30 por ciento más bajo que el de sus padres a la misma edad, siendo que la mayoría de los niños no cumplen con las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de participar en aproximadamente una hora de actividad física cada día.
La inactividad física empeoró, particularmente en Europa, durante la pandemia de coronavirus cuando las escuelas y otras instituciones cerraron, según cita el estudio. Los especialistas destacaron, además, investigaciones anteriores que indicaban que los departamentos de emergencia de los hospitales infantiles en los EEUU revelaron una mayor asistencia en los días más calurosos y que los niños más pequeños eran especialmente propensos a requerir atención.
También ahondaron en los hallazgos de un estudio de 457 escuelas primarias en Tailandia, que determinó que los estudiantes con sobrepeso tenían más del doble de probabilidades de encontrar dificultades para regular la temperatura corporal que los de peso normal cuando hacían ejercicio al aire libre.
“A medida que aumentan las temperaturas en todo el mundo -comentó Morrison-, los padres pueden decidir que hace demasiado calor para jugar afuera. A su vez, esto podría significar que los niños que no están en forma podrían enfrentar mayores dificultades para cumplir con los niveles mínimos de actividad física necesarios para mantenerse saludables”.
Dado que se espera que los cambios en los patrones climáticos provoquen brotes de nuevas enfermedades en la población humana, las restricciones de movimiento destinadas a contener tales enfermedades también podrían dañar el estado físico de los niños.
Los científicos identificaron las clases de educación física como la forma más rentable de equipar a los niños con las herramientas que necesitan para hacer ejercicio durante toda su vida. Las familias también pueden desempeñar un papel clave en el fomento de dicha actividad.
“Haz lo que te gusta hacer, ya sea un paseo familiar en bicicleta o patinar, un paseo por el bosque o pasear al perro”, sugirió Morrison. Y concluyó: “Es preciso tratar de no evitar por completo el calor, pero sí elegir momentos del día que sean menos calurosos (las mañanas o por las noches) para mantenerse activo, ya que precisamos del movimiento en este nuevo mundo que se calienta”.