Distantes, fríos, aricos, huraños. Durante décadas los gatos soportaron estoicos todos tipo de acusaciones en su rol como mascotas. Y siempre, como con los hermanos, había una comparación de por medio: “No es como el perro que…”
Ahora, los felinos -sus dueños especialmente- tienen razones científicas para acallar esta especie de bullying indirecto. Un estudio de la Universidad de Lincoln, Inglaterra, revela que en realidad no son ni distantes, ni fríos, ni huraños; simplemente esa independencia que molesta a tantos dog lovers se debe a la manera en que eligen comunicarse con sus dueños.
Según la investigación, los gatos, a diferencia de los perros, no se unen a sus dueños esperando que les den seguridad y protección. Ellos pueden hacerlo por sí solos.
“El gato doméstico ha superado recientemente al perro como la mascota más popular en Europa, ya que son ideales para aquellos que trabajan por muchas horas. Estudios más viejos decían que los gatos desarrollaban el mismo nivel de ansiedad que los perros cuando sus dueños los dejaban, pero el nuestro demuestra que son mucho más independientes. Aparentemente lo que interpretábamos como ansiedad era en realidad frustración”, explicó Daniel Mills, líder de la investigación y profesor de comportamiento veterinario de la Universidad de Lincoln.
Además, este comportamiento no significa que no quieran tener una relación repleta de afecto con sus propietarios. Si bien no lo demuestran todo el tiempo, no se tiran al piso para dar vueltas o no mueven la cola para demostrar alegría, son tan fieles como los caninos. En ese sentido, los gatos adultos son los que mostraron mayor nivel de autonomía, ya que no necesitan apoyarse en otros para sentirse seguros.
¿Cómo se realizó el estudio?
A partir de la relación entre 20 gatos y sus dueños. Los animales fueron colocados en ambientes desconocidos durante tres etapas: con sus dueños, con extraños y solos. Luego, se analizó su comportamiento en cada uno de los escenarios. Se evaluaron tres variables: signos de sufrimiento, el nivel de contacto que el gato quería, y la cantidad de veces que se comportaron de forma pasiva.
Del cruce de información se hizo evidente que los felinos tendían a hacer más ruido cuando el propietario los dejaba con un desconocido, pero no pudieron encontrar prueba alguna que indicase que el nexo entre el gato y su dueño estuviese relacionado con la “búsqueda de seguridad”.
Mills agregó: “Algunos gatos solían vocalizar, pero esta expresión podría ser simplemente una señal de frustración o una respuesta aprendida, ya que no hay otros signos de apego fiable que se hayan observado”.
“Para los perros, los dueños representan un refugio de seguridad. Pero se hizo evidente que el gato doméstico es mucho más autónomo cuando se trata de enfrentar situaciones inusuales. Nuestro descubrimiento no contradice la noción de que los gatos desarrollan relaciones sociales cerradas, pero demuestra que no están basadas en la búsqueda de seguridad”, agregó Mills.
El estudio también reveló que si bien los felinos prefieren estar con su dueños, no confían en ellos cuando se encuentran en un ambiente desconocido, ya que en estas situaciones predomina su instinto natural de cazadores solitario.