Mario Gutiérrez espera la resolución oficial para alcanzar el Récord Guinness tras recorrer más de 200 km durante 24 horas
El paraatleta mendocino quería quedar en la historia del deporte adaptado y romper la marca en la especialidad que estaba vigente desde 2007. Luego de un arduo día de actividad consiguió su objetivo, ahora solo resta esperar la confirmación oficial para saber si su marca es un nuevo hito.
Mario Gutiérrez, de 54 años, superó el récord mundial de distancia recorrida en silla de ruedas durante 24 horas en pista de atletismo y su marca se está evaluando para saber si alcanzó el Récord Guinness.
“La Asociación mendocina de Atletismo certificó que Mario cumplió un recorrido de 210,682 kilómetros en una pista de atletismo en un período de 24 horas, certificación firmada por el secretario de la entidad y por la Asociación Mendocina de Atletismo Master”, explicó Sergio Córdoba, entrenador del atleta.
“Los tiempos finales oficiales del Récord Guinness están siendo procesados por computadora”, agregó. El anterior récord lo tuvo durante nueve años el atleta paralímpico portugués Mario Trindade, con una distancia final de 182,400 kilómetros recorridos en 18 horas y 53 minutos.
Gutiérrez se dedica al deporte adaptado desde hace más de 30 años. “Me propuse quebrar ese récord y gracias a Dios lo logré. Más allá del récord mundial tenía un objetivo bastante claro: fomentar el deporte como medio de inclusión y ayudar a cambiar la visión que la gente tiene del deportista con discapacidad”, dijo a la agencia Télam.
“Lo venía estudiando desde el año pasado bajo las direcciones de mi entrenador y con la asistencia de una psicóloga especialista en deportes, quienes me ayudaron muchísimo en la preparación, porque, más allá de la distancia y de la velocidad, es un tema mental”, agregó.
Cuando tenía nueve meses, Gutiérrez sufrió poliomielitis, los médicos pudieron mantener su motricidad de la cintura para arriba pero desde antes del año de vida quedó postrado en una silla de rueda, algo que no lo estancó.
“En eso tuvo mucho que ver mi madre, que nunca me sobreprotegió. Utilizaba aparatos de rehabilitación cuando iba a la escuela, pero nunca me sentí discriminado. Nunca me automarginé y eso se lo debo a mis padres”, dijo.