Constanza Luciani tiene 28 años, trabaja como desarrolladora web y se destaca en el mundo streamer. El desafío de compatibilizar su rutina laboral con su amor por los videojuegos
Constanza Luciani tiene 28 años y una pasión que la acompaña hace 20: los videojuegos. Recibió su primera consola, una PlayStation 1, cuando tenía apenas 8 años. Fue “un error” que sucedió en la Navidad de 1996.
“Mis viejos se equivocaron. Yo había pedido una Super Nintendo, como la tenía una amiga mía, y ellos cayeron con la Play. No tenía ni idea de lo que era”, cuenta.
Primero la miró con enojo. La observó desde distintos ángulos. Se amigó con su destino y comenzó a jugar. Y siguió jugando hasta que el hobby se le convirtió en una forma de vida. Ahora hace transmisiones casi a diario desde su canal de Twitch, donde se la conoce como Omeguis. Tal es su alias gamer.
Pero los videojuegos no son todo en su vida. Connie trabaja unas nueve horas por día como desarrolladora web.
Se despierta todos los días a las 7 de la mañana para arrancar su jornada laboral. Y si bien madruga, eso no le quita energía para, casi todas las noches, streamear desde su canal en vivo.
“Pruebo lanzamientos para PlayStation y sino algún juego de PC que se copen mis amigos y me digan ‘jugalo’, entonces ahí lo juego”, cuenta.
Le gustaría vivir de esto pero, dice, tiene claro que su principal fuente de ingreso es su trabajo como desarrolladora. “El mercado está muy verde en la Argentina. Muchísima gente no sabe cómo es la movida, no la entienden o no se prenden”, especula Connie.
El podio es para unos pocos y, en su mayoría, no están Argentina. “La gente que está allá arriba maneja números muy grandes, es como que no podés competirle a esa gente, pero es una cuestión de tiempo para poder seguir creciendo”, analiza.
El ranking de los gamers más ricos del mundo está liderado por Carlos ocelote Ramírez. Con apenas 25 años, se estima que este campeón de League of Legends gana unos 950 mil dólares al año.
Danil “Dendi” Ishutin (26) y Johnathan Wendel (34) son otros referentes millonarios del universo streamer.
Las mujeres son minoría,. Y las pocas que se destacan todavía están lejos de lograr amasar una fortuna cuantiosa a raíz del juego. Esta diferencia de género a Connie le resulta un desafío interesante.
“El hecho de que haya menos mujeres en el mundo gamer me parece positivo porque te da un valor diferencial”, subraya. Aunque, reconoce, a veces hay que lidiar con prejuicios y comentarios poco amigables. O con sorprendidos que preguntan: “¿sos mujer y jugás videojuegos?”
De todos modos, dice que de a poco los prejuicios se van yendo. Ella apuesta a seguir creciendo. Por eso, aunque esté cansada, se asegura de hacer transmisiones con frecuencia.
La idea es fidelizar a la audiencia, y para eso hay que publicar material, al menos tres o cuatro veces por semana. Y las grabaciones deben durar más de dos horas para lograr reunir una cantidad de visitantes considerables.
Sostener la pasión, dice, también es un trabajo. Después de todo, ¿quién dijo que la felicidad no conlleva su cuota de esfuerzo?