Vida -Salud
Recuperar el tiempo perdido con los hijos luego de varias horas de trabajo puede ser un gran reto. Esta disciplina, cada vez más popular, permite al menos una hora al día, lograr esa conexión única con los más chicos
Una de las preocupaciones que agobian a los padres es no poder destinar más tiempo a estar con sus hijos. Largas jornadas laborales hacen creer a los adultos que pasan poco tiempo junto a los más chicos de la casa, perdiéndose así muchos acontecimientos de su desarrollo, lo que disminuye el vínculo que los une.
La matronatación es un método científico creado en 1960 por la doctora Patricia Cirigliano que se extendió a numerosos países del mundo, entre ellos Brasil, Estados Unidos, España, Alemania y Suecia. La especialista aseguró que consiste en clases de hasta una hora y pueden realizarlo chicos desde 15 días de edad hasta los 5 años. Por el contrario Laura Bustos Fasanello, psicomotricista de Uruguay, aseguró que se recomienda la actividad pasados los 4 meses de vida para disminuir las probabilidades de otitis en los más pequeños. El aprendizaje básico se desarrolla comúnmente en alrededor de 16 clases.
Tiene como objetivo restablecer los vínculos naturales que ligan a padres e hijos al nacer. El ser humano no deja de ser un ser social por naturaleza y su vínculo con el entorno resulta imprescindible para su desarrollo. Pero en este proceso de socialización se dejan a un lado los vínculos humanos de origen que propician el desarrollo emocional y evolutivo de los infantes.
Patricia Cirigliano, doctora en Psicología Clínica, especialista en la disciplina Matronatación y directora de la “Primera Escuela Argentina de Natación para bebés” subrayó en diálogo con Infobae: “A diferencia de la enseñanza tradicional de la natación, matronatación proporciona la posibilidad de intercambios íntimos mamá-bebé sin órdenes, sin indicaciones masivas, sin intromisión en la comunicación humana más conmovedora que se produce entre madre e hijo”.
Esta disciplina otorga grandes beneficios al desarrollo de la salud física y psíquica de los más pequeños. La licenciada en Psicomotricidad Laura Bustos detalló a Infobae los beneficios que ofrece esta disciplina:
- Estimulación psicomotriz de las diferentes áreas del desarrollo del niño.
- Fortalece los vínculos afectivos entre los papás y el bebé.
- Se pierde miedo al agua, factor fundamental en su futura vida, ya que durante la etapa adulta se está expuesto constantemente a actividades acuáticas.
- Fortalecimiento de toda su musculatura (piernas, brazos, abdomen, tronco, manos, pies).
- Trabaja y desarrolla en gran medida equilibrio y coordinación.
- Fortalece el sistema cardiorrespiratorio, logrando menor índice de afecciones pulmonares.
- Apunta a la interacción social con otros bebés, ya que las clases son grupales.
Aseguró también que los recién nacidos definitivamente tiene recuerdos de su estadía en el vientre materno: “Cuando el bebé es sumergido en el agua realiza un reflejo instintivo llamado apnea que no le permite la entrada de agua ni por nariz, ni por boca. Cuanto más pequeño el bebé, más recuerdos del vientre materno. Al iniciar la actividad de manera más tardía, ese reflejo se va perdiendo y el niño demora más en aprender la actividad.
El rol que juegan los padres en esta disciplina es fundamental para fomentar la confianza, el lazo familiar y el aumento de autoestima en los más pequeños. La doctora Patricia Cirigliano afirmó: “El amamantamiento en el agua, el sostén técnicamente hábil y efectivamente comunicativo desempeñan un papel fundamental para que los más pequeños se atrevan a desafiar el agua sin incurrir en riesgos o acciones peligrosas. La compañía familiar concede a los más pequeños la seguridad necesaria para atreverse a afrontar los juegos y ejercitaciones”.
Matronatación, aseguró Cirigliano, es una adquisición para toda la vida. El control pediátrico durante la realización de actividades acuáticas es imprescindible para asegurar la salud de los pequeños nadadores.
Fuente: (Infobae/ En Hora Buena)