Mo Gawdat, ingeniero del gigante tecnológico, desarrolló una fórmula matemática que explica la dicha después de la pérdida repentina de su progenitor. En qué consiste su ecuación
“Nací feliz y, a medida que me involucraba más en la vida, más infeliz me volvía”, dijo Mo Gawdat, ingeniero y directivo de Google que comenzó a buscar respuestas tras la muerte inesperada y repentina de su hijo. Ali, con solo 21 años, se sometió a una cirugía de rutina, que no involucraba mayor riesgo, pero se complicó y terminó con su vida.
Desde ese momento hasta hoy, Mo Gawdat, su padre, se empezó a interesar en la búsqueda de una fórmula matemática que explique la felicidad. Que responda si está al alcance de todos. Que responda, sobre todo, si está al alcance de un padre que perdió a su hijo. Algunos años después asegura haber dado con el algoritmo definitivo.
“Me quejaba de todo y constantemente intentaba tener el control. Compré coches, gasté dinero e intenté llenar el vacío de mi alma de cualquier manera. Pero no funcionaba”, señaló cuando presentó su libro Solve for Happy.
Gawdat tenía una vida resuelta desde lo económico. Una fortuna que había amasado gracias a su trabajo en el mercado de valores de Dubai. Pero la muerte de su hijo lo sumió en una profunda depresión. Pensó si debía optar por sufrir, recluirse en una habitación y no conocer la luz del día o aceptar la vida tal como es, con lo duro y los eventos desafortunados que ello implica.
Tras siete años de encontrar las pequeñas y grandes cosas que lo hacían feliz desarrolló su ecuación: “La felicidad es igual o mayor que los acontecimientos de su vida menos su expectativa de cómo debería ser la vida”.
De acuerdo al ingeniero, la felicidad -o infelicidad- parte de la percepción con la que las personas reconocen ciertos acontecimientos. Su hipótesis sostiene que hay seis barreras que impiden una visión real del mundo: el pensamiento, el yo, el conocimiento, el tiempo, el control y el miedo. A su vez, remarca siete ítems que llevan a ver una realidad distorsionada: filtrar, asumir, atrapar, recuerdos, etiquetas, emoción y exagerar.
“La felicidad no es lo que el mundo te da. La felicidad es lo que pensás de lo que te da el mundo. Si pensás en ello, siempre verás que hay algo por lo que estar agradecido y ser feliz”, sostuvo.