Cada día, de repente, le resulta mejor que el otro. Mágico. “Los sueños se cumplen…”, piensa y escribe Vanina Correa, la arquera de la Selección Argentina que aguantó el cero en el debut mundialista contra Japón y que después, a pesar del 0-1 ante Inglaterra, fue la gran figura ante las británicas. ¡Hasta la felicitó el Pato Fillol!
De 35 años, esta madre de mellizos (Romeo y Luna), jugadora con guantes de Rosario Central, se dio otro gran gustazo. Después de la clasificación ante Panamá que devolvía a la Selección a un Mundial tras 12 años de ausencias, Correa prometió hacerse un tatuaje alusivo. Y no lo dudó: se clavó una Torre Eiffel en el brazo, que -en la previa del juego decisivo por la clasificación ante Escocia (miércoles, 16 hs en el Parque de los Príncipes parisino)- lució frente al gran ícono arquitectónico de 300 metros de alto inaugurada en 1889.
Correa disputa en Francia su tercera Copa del Mundo después de participar en los otros dos Mundiales que jugó la Celeste y Blanca: Estados Unidos 2003 y China 2007. “Aquellos no los disfruté tanto porque era demasiado joven. Este es diferente, estoy más grande y con más experiencia”. Su camino en el fútbol fue muy sinuoso. En 2010 decidió dejar el fútbol cansada de luchar contra los obstáculos para el crecimiento de la actividad femenina en el país. “Abandoné por completo. Estaba cansada de renegar con el fútbol femenino. No veía avances, siempre estaba todo para atrás, no quería estar más así. Me quedé en Rosario, me puse a trabajar (como cajera en la Municipalidad de Gálvez). Y no volví a jugar ni al fútbol 5, ni con amigas, lo abandoné por completo, no quería saber nada”, recordó Correa.
La arquera, que comenzó a jugar al fútbol a los 6 años en una liga de varones de Villa Diego Oeste y pasó por Rosario Central, Boca, Banfield y Renato Cesarini, volvió en 2016 a su deporte favorito en Social Lux de Rosario, dos años después de dar a luz. “Carlos Borrello (DT del seleccionado) me llamó para preguntarme si quería volver. Tengo hijos, le dije, mi situación es otra, ahora no estoy sola”, contó. Y después la apuró “¿Qué hago? Tengo que dar la lista. ¿Te cito o no? Y ahí le dije ‘bueno, vuelvo”. El tiempo le dio la razón a quien fuera campeona de la Copa América del 2006 y participe en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. ¿Qué se tatuará si nos metemos en octavos?
Fuente: Diario Olé