El aislamiento obligatorio por el coronavirus parece estar modificando los consumos culturales, pero ¿ocurre lo mismo con la literatura? ¿Hay un pico en la compra de libros digitales? ¿Estamos frente a un momento bisagra? Opiniones contrapuestas y un debate que no cesa
Si la cuarentena no se acaba pronto, la pila de libros en la mesita de luz, ya sea pequeña o prominente, en algún momento se acaba. Las medidas preventivas contra la pandemia decretaron el cierre de casi todo. No hay librerías abiertas para ir a elegir la próxima lectura. Así como los hábitos de consumo cultural en estos días de encierro fueron cambiando —proliferan los recitales vía streaming, la plataforma Cont.Ar aumentó siete veces sus visualizaciones diarias, se usan muchísimo más las redes sociales—, ocurre algo similar en la industria editorial. Son varios los factores que están haciendo que el ebook sea algo más elegido que de costumbre. Hay quienes hablan de explosión. La pregunta es: ¿llegó el momento del ebook?
Octavio Görg, product manager de BajaLibros, cree que sí. “Lamentamos que se haya dado bajo esta circunstancia pero sin lugar a dudas es una oportunidad que tiene el sector para demostrar los beneficios de la lectura digital. Con esta cuarentena las personas tiene más tiempo para realizar distintas actividades hogareñas, una de ellas es leer y ahí entra en juego la lectura digital. Fue una excusa ideal para que la gente que aún no había probado se anime a hacerlo”, le dice a Infobae Cultura. Por estos días, Leamos, una plataforma dependiente de BajaLibros, duplicó la cantidad de suscriptores. A la cuarentena la ayudó una decisión estratégica: liberar los contenidos durante este tiempo para que poder leer de forma gratuita.
Desde España, donde el libro digital está mucho más instalado, habla Sergio Mejías, director de Bubok, una reconocida plataforma de autopublicación española. “Hasta ahora la venta de libros en papel y ebooks tenía una proporción 50/50. Ahora, ante esta situación, la venta de ebooks ha aumentado”, le cuenta a Infobae Cultura, y agrega: “El consumo en cuanto a acceso a la plataforma se ha multiplicado por cinco, llegando a picos de 100 mil usuarios únicos diarios. No ha pasado igual con las ventas que, por desgracia, se ha dividido en la misma proporción ante la incertidumbre de la gente con el trabajo y el futuro que nos espera cuando esto acabe”.
La industria editorial de cada país tiene sus propias reglas y sus propios actores. Los gustos y costumbres varían, así como también la magnitud de cada uno de los actores que componen el ecosistema. Acá, en Argentina, el ebook siempre ocupó un rol marginal, hasta ahora. Para Víctor Malumian, editor de Godot y organizador de la Feria de Editores y del Festival Basado en Hechos Reales, este repentino interés por parte de los lectores por leer en pantallas no marca un antes y un después en la industria editorial. “No creo que sea momento bisagra”, sostiene. “Nosotros tenemos el 100% del catálogo digitalizado —continúa—, de todas formas es pronto para sacar conclusiones, pero creo que el libro digital ya encontró su techo a grandes rasgos”.
Las editoriales tradicionales cuya venta primordial pasa por el libro analógico están trazando estrategias para que, además de que el consumo no cese —tanto editoriales grandes como las más independientes han liberado el contenido para que se lea de forma gratuita—, el ida y vuelta entre autores y lectores se produzca en el universo digital. Así es como se presentaron libros vía streaming o se hicieron lecturas online. Todo empieza a orquestarse para que los lectores —encerrados y aburridos en sus casas— puedan seguir sosteniendo viva a la industria editorial. Ahora, la punta de lanza de esa estrategia digital está en fomentar el consumo de ebook, un producto que crece en Argentina, aunque a paso lento.
El Grupo Planeta, por ejemplo, mira ese horizonte. “Sí, estamos trabajando activamente con los equipos de marketing y prensa de la editorial”, cuenta Florencia López, responsable del área de ebook del grupo. “Realmente creemos que las condiciones de la cuarentena obligatoria facilitan el consumo de productos digitales ya que no requieren logística, lo podés tener en el momento y tienen un precio muy accesible”, le dice a Infobae Cultura y agrega que “todavía los datos no nos han llegado pero creemos que habrá un incremento considerable en las ventas puesto que las condiciones de cuarentena fomentan este tipo de consumo”. Hashtags y conceptos unificadores adelante; acciones para conquistar los diferentes públicos, detrás.
En Penguin Random House hablan de “un crecimiento importante en la lectura digital” a partir del momento bisagra: un jueves por la noche el presidente Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria y ese mismo viernes la flecha de ebooks empezaba a dibujar un ascenso sostenido. Es Catalina Lucas, directora de estrategias digitales, la que conversó con Infobae Cultura: “A partir de ese día la comercialización de libros físicos se vio prácticamente parada por el cierre de la mayoría de las librerías. La prioridad hoy es cuidarnos. A partir de ese momento, todo nuestro catálogo de ebooks y audiolibros, que venimos desarrollando hace años, está disponible y hemos visto que cada vez más gente se está volcando a leer en este formato digital”.
En una línea opuesta se ubica el agente literario argentino radicado en España Guillermo Schavelzon. En un texto publicado este miércoles en su blog, se refirió a la situación de emergencia global, pero también a lo que se vive en la industria editorial. “Hay que encontrar un paliativo, que permita ayudar a cubrir el hueco que deja, desde hace casi un mes, paralizada la circulación de dinero, las librerías cerradas y las editoriales llenas de los libros que no pudieron lanzar, apilados en los depósitos, sin saber cuándo podrán circular. Más difícil aún, por su precariedad, es la situación de los escritores y las escritoras, cuyos ingresos, por lo general en niveles de subsistencia, se verán afectados”, sostiene.
Para este agente literario, representante de narradores internacionales como Paul Auster y Gioconda Belli, “los esfuerzos deberán pedirse a todas las partes, proporcionalmente a los recursos de cada quién. Es el momento en que los más poderosos de la industria editorial reaccionen”. En ese panorama del mundo literario que brinda, le quita el brillo de “acción solidaria” a algo que, para muchos, no es más que una jugada publicitaria: “Regalar libros electrónicos suena más a propaganda que a solidaridad real. La gente quiere libros de papel, los ebooks en diez años no han llegado al 5% del total de libros vendidos. No veo sentido regalar lo que la gente no parece querer”, escribe.
Sea o no este el gran momento del ebook, ¿qué ocurrirá cuando esta cuarentena se termine? ¿Será un hábito instalado definitivamente o todos volverán al libro analógico? En España, cuenta Sergio Mejías, “el hábito ya estaba consolidado y su uso era natural en la sociedad”, pero ¿de este lado del Atlántico? Para Octavio Görg sí: “Los lectores tendrán una opción más. Bajo estas circunstancias encuentran una experiencia buena, económica, porque hay una diferencia de un 60% respecto al precio en papel y rápida porque comprás desde cualquier lugar y en menos de 5 minutos estás leyendo”, agrega el representante BajaLibros que, “en términos de descargas, aumentamos un 400% respecto al período antes de la cuarentena”.
“Cualquier predicción carece de valor, dado que es la primera vez ques estamos bajo estas características”, asegura Malumian, y concluye: “Se me hace difícil imaginar que un porcentaje sustancial de lectoras y lectores que supo leer en papel durante años cambie su hábito en 30 días. Pero habrá que esperar para ver”.
Leer ebooks es algo sencillo, no sólo para los nativos digitales, sino para cualquiera que esté mínimamente familiarizado con la tecnología. Hay plataformas específicas para ingresar, registrarse como se lo hace en cualquier red social, y empezar a elegir qué leer. Se compra con tarjeta, y enseguida el libro se descarga en el dispositivo. Los ereaders son ideales, pero también se puede leer por tablet, computadora o smartphone. Para Octavio Görg, los lectores que se animan a lo digital “se van a encontrar con una experiencia nueva en términos de procesos de compra, rápida, económica, sin fronteras. Con miles de libros, hasta ediciones que por distintas razones no llegan en papel”.
”Como yo siempre he dicho, creo que todos los formatos convivirán y que cada uno de ellos a cada lector le convendrá para un determinado momento, situación o temática de libro”, asegura Sergio Mejías, y Görg completa: “En términos de ‘placer de lectura’, el contenido es el mismo y no hay nada que impida sentir y/o aprender igual que ante una experiencia analógica. Sólo cambiará de dispositivo. Tampoco creemos que sea imposible que una misma persona use los dos medios para leer. A veces simplemente algún libro puntual tiene sentido leerlo en papel.. o te lo prestan.. o lo conseguís usado en algún lugar. La verdad es que pueden convivir sin dramas. Lo bueno es que ahora más gente sepa que es así”.
“Con esta pandemia se ha demostrado que las soluciones digitales, distribuidas y de alcance mundial permiten el acceso de los individuos a la información y que no todo se paralice”, concluye Mejías, director de Bubok, del otro lado del Atlántico, desde su casa, también en cuarentena, como todos nosotros.
Fuente: Infobae