El conductor del emblemático programa de investigaciones periodísticas de CBS se sentó frente a “Sophia”, un robot humanoide con llamativo sentido del humor.
Por más que a muchos todavía les cueste asumirlo estamos siendo testigos en primera persona de muchos de los avances tecnológicos que hasta hace sólo unos años parecían posibles sólo dentro del ámbito de una novela de ciencia ficción o un taquillero film de Hollywood ambientado en el año 2050.
Es que el ritmo con el que se han ido haciendo realidad distintos hitos científicos modernos hace que por ejemplo, el concepto de los vehículos autónomos que funcionan completamente sin necesidad de un humano al volante sean considerados hoy día algo “normal” con cada vez más opciones que se van proliferando a lo largo y ancho del planeta, algo que hace sólo un lustro parecía muy lejano.
Algo similar sucede con la inteligencia artificial, aquella exhibida pormáquinas que son capaces de imitar al razonamiento humano percibiendo a su entorno y pudiendo tomar acciones por si mismas para llegar a cumplir con un objetivo planteado.
El aluvión de asistentes virtuales lanzados en los principales mercados del mundo que hemos presenciado los últimos meses, es una prueba de que los dispositivos electrónicos capaces de convertirse en un integrante más de la familia ya son una realidad. Ejemplos como el Amazon Echo y el Google Home son sólo la punta de lanza de una tecnología que promete convertirse en algo omnipresente en hogares de todo el mundo.
Es por esto que no sorprende que la leyenda periodística Charlie Rose haya entrevistado en su icónico show “60 Minutos”, en el aire desde el año 1968 y consagrado como el programa de reportajes más visto y de mayor duración de la historia de la televisión, a una irónica robot bautizada Sophia.
De aspecto y comportamiento sorprendentemente humano, la entrevistada hubiese pasado desapercibida de no ser por su cráneo a medio descubrir que dejaba ver los complejos circuitos localizados en el lugar que sería ocupado por el cerebro, los cuales le permiten entre otras cosas, llevar adelante una fluida e interesante conversación con Rose.
“Te he estado esperando” le dijo de manera intrigante Sophia a su entrevistador en el medio del encuentro, a lo que Rose no pudo ocultar su sensación de verdadero asombro.
“¿Esperándome a mi?” le repreguntó Rose.
“No realmente, pero suena como una buena manera de coquetear” respondió sin demoras el robot robándole en el proceso una sonrisa al reportero.
Rose entrevistó a la maquina de aspecto humano para una emisión especial de su programa sobre inteligencia artificial y lo llamativo del encuentro es que resultó igual de interesante o hasta más, que si hubiese sido un rapport entre dos seres humanos como suele acostumbrar el periodista.
David Hanson, el creador de Sophia, cree que si la tecnología de inteligencia artificial se ve y suena humana la gente estará más dispuesta a entablar relaciones cercanas con máquinas. “Creo que es esencial que al menos algunos de los robots sean lo más parecidos a los humanos para que estemos inspirados a relacionarnos con ellos de la misma manera que con otras personas”.
Hanson ve un futuro cercano en el que robots serán usados para por personas que de otra manera estarían socialmente asiladas, como aquellos miembros de la tercera edad.
Su compañía Hanson Robotics está basada en Hong Kong y ya lleva creados más de veinte robots humanoides, habiendo desarrollado piel artificial que simula la carne humana. Sophia es su último diseño, inspirado en Audrey Hepburn y la esposa de Hanson.
Cuenta con cámaras en los ojos y otra gran angular en el pecho que le permite ver a múltiples personas a la vez, pudiendo percibir profundidad a través de un sensor 3D y contando a la vez con capacidades de reconocimiento facial y de voz.
“Podría pasar de aquí a veinte años” Hanson dijo sobre los robots súper inteligentes. “O podría suceder de repente luego de descubrir la combinación correcta de algoritmos. Un día las personas están diciendo que nunca sucederá, al siguiente están cambiando el mundo”.
Sophia significa sabiduría y se espera que el robot evolucione eventualmente hasta alcanzar el nivel de conocimiento de un humano e incluso superarlo.