La percepción de un estilo de vida sin actividad física cambia cuando descubres que realizar entrenamientos diarios puede ser más sencillo de lo que se cree. Cómo dejar la vida sedentaria.
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Hacer ejercicio de manera regular es uno de los requisitos indispensables para mantener la salud de cuerpo y mente. Sin embargo, para quienes tienen un estilo de vida sedentario y no les gusta realizar ningún tipo de actividad física, poner en movimiento el cuerpo es una tarea más que difícil.
Felizmente, dedicar un momento del día para hacer ejercicio es más sencillo de lo que crees. El secreto está en cambiar tu mentalidad porque esa idea negativa que tienes sobre la actividad física es el principal obstáculo hacia un nuevo estilo de vida, más activo y sano.
La mentalidad del todo o nada
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos de 18 a 64 años realicen por lo menos 150 minutos de ejercicio a la semana haciendo alguna actividad aeróbica de intensidad moderada. En pocas palabras, necesitamos mover el cuerpo un mínimo de 30 minutos durante cinco días a la semana para mantenernos sanos.
Sin embargo, la mayoría de personas no cumplen con estas recomendaciones. En Estados Unidos, sólo el 28% de la población lleva a cabo los 150 minutos de actividad física que indica la OMS, según un estudio de Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la agencia nacional de salud pública de ese país.
La doctora Alia Crum sostiene que la clave para entender el estilo de vida sedentario que predomina en el mundo es la mentalidad que existe en torno al entrenamiento. Según esta psicóloga, que dirige un laboratorio de estudio del cuerpo y la mente en la Universidad de Standford, establecer una rutina estricta de ejercicio reduce los niveles de motivación. Las personas que reciben recomendaciones de actividad física más flexibles tienen considerablemente más probabilidades de aumentar su práctica.
Esto se relaciona con la mentalidad del todo o nada. Es común pensar que si lo recomendado es 30 minutos de ejercicio al día, si no se cumple con ese tiempo no vale la pena. Pero, para lograr que la actividad física se convierta en un hábito se necesita consistencia y esta sólo es posible teniendo una mentalidad flexible.
Puedes comenzar a mover tu cuerpo durante 5 minutos y luego ir aumentando el tiempo hasta alcanzar los 30 minutos. Tampoco es necesario que tu rutina de ejercicio siempre sea la misma, puedes cambiarla de acuerdo a tu estado de ánimo, tu nivel de energía o el tiempo del que dispones durante el día. El secreto consiste en comenzar de a pocos e ir a tu propio ritmo.
Mover tu cuerpo es divertido
Si no te gusta ir al gimnasio, no hay problema porque ese lugar no es la mejor ni la única opción que tienes disponible para romper con tu estilo de vida sedentario. Tal como indica la doctora Michelle Segar, investigadora del comportamiento de la Universidad de Michigan, es necesario cambiar el enfoque en la actividad física y verlo como un acto placentero y gratificante para así potenciar la motivación.
Por lo tanto, el secreto se encuentra nuevamente en cambiar tu mentalidad: la forma en que se percibe el proceso de ejercicio como una actividad aburrida y dolorosa o social y divertida son factores clave en la motivación para hacer ejercicio.
Una caminata alrededor de tu vecindario puede ser, literalmente, el primer paso para incorporar el ejercicio a tu día a día. Al mismo tiempo, puede ser una oportunidad para aprender a disfrutar de un momento a solas o para compartir un paseo con tus seres queridos mientras mueves tu cuerpo.
El objetivo no es bajar de peso
No es ningún secreto que uno de los motivos más comunes para realizar actividad física es perder peso, pero cambiar las razones por las que se hace ejercicio puede ayudar a mantener la motivación. En lugar de ver la actividad física como una manera de quemar calorías o perder peso, es recomendable centrarse en razones más gratificantes a corto plazo como despejar la mente o sentirse menos estresado.
Poner tu cuerpo en movimiento en busca de las sensaciones agradables que experimentarás al terminar tu rutina de ejercicio ayuda a mantener la consistencia y la motivación. Hacer de la actividad física un espacio para sentirte mejor en cuerpo y mente es la clave.
Recuerda que incorporar el ejercicio regular en nuestra vida es una medida de prevención contra enfermedades, ya que reduce los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, además contribuye a fortalecer músculos y huesos, entre otros beneficios que incluyen el aumentar tus posibilidades de vivir una vida más larga. Mientras que, en cuanto a la salud mental, la actividad física alivia el estrés, mejora la calidad del sueño, reduce la ansiedad y regula el estado de ánimo.
Fuente: Infobae