Los Kahn fumaban y no hacían ejercicio, pero vivieron más de 100 años y son junto a otras 600 personas el foco de una profunda investigación para encontrar el “gen de la vida eterna”.
Irving Kahn fue un destacado hombre de Wall Street. Uno de esos personajes que con el tiempo tendrá una placa recordatoria en algún rincón de este centro del comercio mundial localizado en Nueva York. Quizá su perfil no le otorgue el aura necesaria para que se realicen películas en su honor -quién sabe-, pero Irving comenzó a trabajar en la Bolsa aún antes de la famosa crisis de 1929 y continuó como analista financiero hasta poco antes de su muerte, en 2015, cuando tenía 109 años.
Más allá de su vida profesional, Irving hoy es caso de estudio junto a sus hermanos Peter, Lee y Helen, quienes fallecieron a los 103, 101 y 110 años, respectivamente.
“El caso de los hermanos Kahn es paradigmático, porque demuestran que tenemos la capacidad como especie de vivir hasta los 110 años de manera saludable”, explicó Nir Barzilai, médico y director del “Proyecto de los Genes de la Longevidad”, una investigación que comenzó en 1998 y que busca analizar el ADN de 670 personas que superaron -o casi- los 100 años.
“Los hermanos Kahn tuvieron salud hasta el final de su vida. Y también muestran que existe un factor genético”, explicó Barzilai, quien además es director del Instituto para la Investigación del Envejecimiento de la Escuela de Medicina Albert Einstein, en Nueva York.
Y Bazilai remarca la palabra “saludable”, aunque esto no significa que las personas hayan tenido hábitos dignos de esta condición, sino que -por alguna razón aún desconocida- gozaron de vitalidad aún habiendo tenido vidas sin grandes cuidados.
“El 60% de nuestros hombres centenarios y el 30% de nuestras mujeres fumaron durante un largo periodo de tiempo. Casi el 50% eran obesos y menos del 50% hacían ejercicio. No hacían o hacen nada saludable. Tienen genes que los protegen. Y los tenemos que encontrar”, sostuvo el investigador israelí a El País.
Además de una edad avanzada, los 670 casos que están siendo estudiados tienen otro factor en común: todos son judíos asquenazíes. La selección corresponde a que son una población, por cuestiones religiosas, históricamente homogénea y por ende constituyen un laboratorio perfecto para estudiar su genética, dice el especialista.
Para Barzilai los cuatro hermanos “tenían una mutación en un gen asociada a niveles más altos de colesterol bueno. Y hay más proporción de personas con esta mutación entre los centenarios que en cualquier otro rango de edad”. Además, dijo, las personas con esta mutación tienen menos probabilidades de sufrir alzhéimer.