Con 34 años, otro argentino asombra al mundo. Se trata del guardavidas Nicolás Migueiz Montán quien, conmovido por la crisis humanitara de los refugiados en las costas griegas, se sumó a la ONG Proactiva Open Arms y asiste a quienes llegan con sus precarias y hacinadas embarcaciones en busca de una tierra libre de guerras.
En diálogo con el programa Guetap, por radio Vorterix, Nicolás aseguró que “al principio era gratificante”, pero con el correr de las semanas y la llegada del otoño y el inminente invierno, el fría provoca “situaciones dramáticas“.
Nicolás nació en Pilar pero al viajar hace años hacia Barcelona, surgió allí una oportunidad de trabajo y se radicó allí. La organización Proactiva Open Arms se puso en contacto con ellos y decidió junto a un grupo de amigos y colegas ayudar en el rescate de víctimas. “Con diferentes compañeros nos interesó la propuesta y aquí estamos”, explicó.
Respecto de las fotos de sus rescates a niños y ancianos que se viralizaron en las redes sociales, dijo: “La realidad es que estamos un poco desconectados con el mundo exterior porque estamos aquí en la parte norte de la isla y no tenemos mucha conexión. De hecho yo no tengo teléfono porque se me mojó al cuarto día. Nos vamos enterando por medio de los periodistas y bueno parece que esta foto fue impactante, pero en realidad es una de las imágenes más gratificantes de las que vimos aquí. Pero vivimos situaciones muy, muy desesperantes”.
“Ahora se está haciendo más duro por el frío. Venimos de días de lluvia, de mala mar, y cada vez se está complicando más porque los refugiados vienen en embarcaciones muy precarias, con casi 50 personas y vienen gente, bebés, niños, mujeres, gente mayor, hemos sacado gente en silla de ruedas o con muletas. Es desesperante. Llegan embarcaciones neumáticas u otras con hasta 200 personas”, narró el argentino.
Y recordó: “Realmente es muy desesperante lo que se ve. Hemos vivido hace unos cuatro días un naufragio entre aguas turcas y aguas griegas de casi 200 personas, donde fue desesperante. La Guardia Costera griega y nosotros que nos llegaron hace dos días motos de agua, intentamos rescatar a la mayor cantidad de gente pero no se llegó a tiempo. Se vivieron situaciones e imágenes muy difíciles”.
Al preguntársele qué lo motivó a sumarse, explicó: “El primer motor inicial para venir aquí fue la iniciativa que al ver que terminábamos la termporada y dijimos bueno vamos a ver si podemos dar una mano. Y si nuestra ayuda sirve de algo. Cuando llegamos , que ya había dos compañeros desde el primer momento, y ellos vieron que cuando arribaban las barcas se complicaba hasta el desembarco porque los voluntarios no se metían 20 metros a acomodar las embarcaciones y entraban de costado las barcas y la gente se caía, se aplastaban, la gente se tiraba con esos chalecos salvavidas que son de muy mala calidad. Se ahogaban a cien metros de la costa. Y dijimos de venir a dar una mano”.
“Al principio era todo muy gratificante porque entrábamos al agua, hacíamos lo que nos gusta, aplicábamos nuestra profesión. Pero cada vez se está complicando más. Se hace más difícil. Está haciendo mucho frío. Se ven situaciones muy dramáticas”.
Sobre el impacto de su imagen en los medios aclaró: “No tenía pensado que una foto… Es como que te llaman de todos lados… No es la idea de venir aquí. No vinimos con esta intención (de ser conocidos), pero es importante que la gente se meta en la problemática. Pasan miles de cosas en el mundo y uno intenta estar en donde puede. Pero ver esto es desesperante. Todos los días llegan cadáveres“.
Desde el inicio del año, las llegadas por mar a Grecia de migrantes que buscan llegar a Europa del norte alcanzó la cifra de 580.125, según la ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados. Turquía, que actualmente da cobijo a 2,2 millones de refugiados sirios, es el punto de partida de muchos migrantes que se embarcan en peligrosas travesías con dirección a las islas griegas, la entrada a la Unión Europea (UE).
Las fotos del pequeño refugiado sirio Aylan Kurdi de tres años, al que se encontró muerto en septiembre en una playa de Bodrum (oeste), desencadenaron una oleada de indignación mundial que llevó a la UE a entreabrir sus fronteras a los refugiados.