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Imperdible para viajeros: una visita a los campos de tulipanes en Trevelin

Imperdible para viajeros: una visita a los campos de tulipanes en Trevelin

Decenas de colores y variedades. Un espectáculo que alguna vez en la vida hay que disfrutar.

Por Sandra Kan para ámbito

El horizonte termina en ese cerro que no podía llamarse de otra forma: es el Trono de Nubes. El agua del deshielo baja del Lago Rosario por las cataratas Nant y Fall y, desde ese arroyo, Juan Carlos toma el riego para los casi dos millones y medio de bulbos que, con una gran esperanza y paciencia, han terminado de plantar hace unas semanas, como lo hacen desde hace exactamente 25 años. Los primeros días de octubre, casi matemáticamente, nacerá esa alfombra maravillosa de colores que conforma el más grande campo de tulipanes de Argentina.

Están a 12 kilómetros de Trevelin, el pueblo de los molinos, por la RN 259, donde se encuentra una de las colonias galesas más grandes del país en el Departamento Futaleufú en la Provincia de Chubut.

Millones de flores nacerán iluminando esa porción de tierra limítrofe con Chile y sobre un valle de la Cordillera de los Andes que, desde hace 4 generaciones, pertenece a su familia.

El que llegó a la zona como inmigrante por 1865 fue su bisabuelo, Cadfan Hughes y familia, a plantar trigo para la comunidad que se iba conformando a lo largo del valle. Luego su abuela se dedicó al tambo y a la selecta pasión de los galeses, la manteca. “No consideramos al pan sin manteca” dice Juan Carlos.

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El té gales no es una atracción turística más. Es el resultado de aquella necesidad que tuvieron los inmigrantes que llegaron en los barcos a nuestro país, de darse un espacio social donde recordar el terruño, su pasado familiar.

Alrededor del molino nació una de las comunidades galesas más grandes de la región y ellos intervinieron las montañas con su impronta y su lenguaje que aparenta no tener vocales pero tiene más que nuestro español. Les pusieron nombres a los cerros, a los ríos y arroyos, acostumbraron paladares con su gastronomía y engolosinaron con sus dulces de frutos rojos.

Juan Carlos Ledesma Berwyn le tocó la pasión por los tulipanes. El mismo viento frio y permanente que afecta otras actividades parece haber sido junto a la nieve, el agua pura y un sol fuerte de cada mañana la fórmula perfecta.

“Comenzamos con cuarenta cajas que trajimos de Holanda. Fue un largo proceso de adaptación desde el comienzo. Plantamos con las manos en la nieve, fuera de tiempo, con mucha o poca agua, en diferentes estaciones de otoño o invierno, hasta que comenzaron a nacer y multiplicarse y así pudimos salir al mercado. Fueron muchos años de adaptación de los bulbos pero hoy podemos decir que funcionan en todas sus 27 variedades. Incluso hay algunas de ellas que se reprodujeron rápido y permitieron recuperar la inversión en poco tiempo”. En Plantas del Sur, los bulbos se plantan hasta julio, nacen las flores hasta noviembre y se cosechan al terminar la floración para guardarlos hasta la próxima temporada. Es un trabajo de todo el año” enseña.

El ciclo de la vida

El 1 de octubre aparecerán las hermosas tulipas de variados colores. Y ahí comienza una etapa que finalizará cerca del 7 de noviembre.

Cada color de tulipán tiene su significado. El blanco es paz, pureza y verdad. El rojo es el color de los amantes y el amarillo es luz. Los rosados se asocian a la juventud y femeneidad, los anaranjados a la felicidad y la energía. Azules ofrecen lealtad y confianza en tanto los negros significan sofisticación.

Elegante y perfecta, la flor proviene de Irán y Turquía, pero en el siglo SXVI fueron los holandeses que confundiendo su nombre con el de un turbante, los denominaron tulipanes y los adoptaron como una flor exótica de la cual hicieron maravillas.

“Hasta los primeros días de noviembre se pueden disfrutar los campos en flor, hay algunos que abren temprano y otras variedades más tardías. Hace seis años abrimos al público para visitas y en este último año, con la pandemia, organizamos un recorrido en 12 estaciones donde explicamos con carteles cómo funciona nuestra producción desde el inicio, además de contarle al visitante dónde estamos y qué lugar está recorriendo a cada paso”. El circuito nace en el exacto punto donde hay un árbol de maitén que tiene unos 900 años. Su copa es enorme y frondosa y llega a los 15 metros de altura.

Muchos de los visitantes llegan a menudo de Esquel, que es la ciudad más cercana. Pero hoy el campo está abierto a todo el público que debe mantener los protocolos vigentes y permanecer al aire libre.

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“Con este esquema pudimos recibir gente durante estos últimos tiempos. Y además comenzamos a reforzar toda nuestra comercialización on line. No es tan fácil vender desde un pueblito en plena Cordillera de los Andes. Hoy podemos decir que con Tulipanes Patagonia llegamos a todo el país y estamos seriamente pensando en exportar porque ya las especies están fuertes y logramos un excelente punto de organización y planificación de los cultivos”, explica el productor.

En noviembre llegará la floración y es momento de cortar las copas para mantener la planta hasta que cumpla su ciclo de crecimiento. Quedarán los pétalos viejos de esas bellas flores que engalan el mes de octubre, cuando la flor está en su máximo esplendor. Culminará el ciclo y los bulbos volverán salir de la tierra para ser guardados en las cámaras frigoríficas de acuerdo a su tamaño. Otros serán vendidos a lo largo del año esperando su nuevo destino.

En esas fechas se produce sobre Esquel una lluvia de pétalos. La avioneta recorre la ciudad desde el aire a baja velocidad y acaricia a sus habitantes y visitas con miles flores que fueron cortadas para permitir que las nuevas vuelvan a florecer con más vigor.

Como todo ciclo de la vida, hay marchas y contramarchas. En este caso es posible descubrirlas en su vasta belleza antes de que se duerman, bajo las frías estepas patagónicas, hasta la primavera del próximo año. Porque hay pandemia y tristeza, pero la naturaleza continúa su marcha vital y nos embellece el alma.

Qué hacer en Trevelin

Vistas que se pueden realizar en un fin de semana en la zona:

  •  Molino Harinero, que aún funciona.
  • Eco Parking y viñedos Nant y Fall, donde se ubica el viñedo mas austral del mundo dedicado al Pinot Noir
  • Casa de te galés Las mutisias y Nain Maggie
  • Reserva Provincial Cascadas de Nant y Fall
  • Lago Baguilt, reserva provincial
  • Parque Nacional Los Alerces.
  • El camino de los rifleros
  • Fonda Sur, restaurante de la premiada chef Chiaradía
  • Sabor Mapuche, propuesta de la comunidad Nahuel Pan.
  • Pesca deportiva

Fuente: ambito

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