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‘La casa de papel’: Así será la tercera temporada

‘La casa de papel’: Así será la tercera temporada
Los atracadores con monos rojos y máscaras de Dalí más internacionales se reúnen con un ambicioso objetivo: burlar la seguridad del Banco de España.

“Voy a hacer yo la pregunta”, anuncia Alba Flores a sus compañeros: “¿Os ha contactado gente de las ciudades de vuestros nombres?”. “No, pero es que Tokio…”,responde Úrsula Corberó. “A mí una chica”, añade Jaime Lorente. “A mí, sí”, contesta Miguel Herrán. “Río lo peta en Brasil”, dice Corberó, y Flores remata: “A mí me escribe gente de Nairobi en plan: ‘Ven a conocernos”.

Cuando, hace dos años, La casa de papel echaba el cierre tras dos temporadas en Antena 3, sus protagonistas creían despedirse definitivamente de las máscaras de Dalí y los seudónimos de ciudades. Unos meses después, y para sorpresa de todos, la ficción española llegaba a Netflix y se convertía en la serie de habla no inglesa más vista de la plataforma. Las calles de medio mundo tarareaban Bella Ciao, los tifos del Profesor llenaban estadios de fútbol y los fans adoptaban los monos rojos para todo tipo de reivindicaciones sociales.

“Los exteriores de las anteriores temporadas se rodaron en el edificio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas”, recuerda el director Jesús Colmenar durante un parón del rodaje: “Ahora te metes en Google Maps y, en lugar de CSIC, pone ‘La casa de papel’. Están hartos de visitas. Llevamos toda la vida con una invasión cultural de EEUU y de repente nosotros estamos exportando la cultura española, la ciudad de Madrid”. “Nunca había pasado algo así en España, que una serie traspasara muchísimas fronteras”, apunta Corberó.

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Convertida en fenómeno global, llegó la propuesta de Netflix para hacer una tercera entrega (que se estrena en la plataforma el 19 de julio). “Tardamos más de dos meses en contestar, hasta abrir una vía narrativa que nos parecía sólida”, nos cuenta Álex Pina, creador de La casa de papel. “Hemos vuelto a ella porque teníamos razones dramáticas y narrativas de peso”.

¿El resultado? Una nueva temporada “más ambiciosa, espectacular y compleja, pero con la misma esencia”, en palabras de Pina. Y si las primeras entregas emulaban las películas de atracos, esta tercera le añade, según Colmenar, otro referente cinematográfico: “Desde el principio hablábamos de una La casa de papel como Misión: Imposible”.

De momento, y por lo que hemos podido ver en los adelantos de este nuevo asalto, los pupilos del Profesor (Álvaro Morte), asentados en destinos de lo más paradisíacos, deberán regresar a Madrid después de que detengan a Río (Miguel Herrán). Tras rodar en Tailandia, Italia y Panamá, el equipo se instalaba en los nuevos estudios de Netflix en Tres Cantos para recrear el lugar donde la banda dará su golpe definitivo: el Banco de España. “Era lo más complejo que podíamos echarnos encima después de Fort Knox. Sus medidas de seguridad son absolutamente increíbles”, justifica Pina.

Ambición vs. éxito vs. expectativas

¿Qué podemos esperar de los nuevos capítulos? “Es una temporada con muchísima acción. Es un asalto más ambicioso, la finalidad tiene más que ver con un pulso a la policía que con un objetivo. Las tácticas de ambas partes se vuelven más complejas, los unos se saben los trucos de los otros y tendrán que volverse más ingeniosos”, adelanta Flores.

Entre los nuevos personajes del grupo de atracadores tenemos a Bogotá (Hovik Keuchkerian), Marsella (Luka Peros) y Palermo (Rodrigo de la Serna), o el Ingeniero, “que comparte una amistad previa, un vínculo de muchos años, con el Profesor”, cuenta el argentino. Toda ayuda será poca para enfrentarse a la inspectora Alicia Sierra (Najwa Nimri). Y a las expectativas…

Los actores se ponen los monos rojos (“Ha sido como resucitar a un familiar muerto”, asegura Jaime Lorente) convertidos en estrellas internacionales, con un fandom deseoso por volver a verlos en acción. No es de extrañar que Herrán tuviese sus dudas sobre si seguir con esta historia: “Sí que pensé que iba a ser imposible retomar algo que ya estaba tan bien cerrado. Me daba miedo. Pero cuando leí los guiones no tuve dudas”.

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Tanto para ellos como para el resto del equipo es difícil entender aún por qué La casa de papel ha tenido una repercusión internacional tan inesperada. “Tiene mucho que ver con la iconografía pop. No es una serie realista, es una alegoría llena de símbolos”, se moja Colmenar. “Juego de tronos y Breaking Bad son poderosas en términos de iconografía y nuestra ficción es muy de cómic”, añade Pina en esa misma dirección.

Sea como fuere, la realidad es que La casa de papel ha catapultado a sus protagonistas, y esa fama repentina e inesperada puede ser abrumadora, tal y como reconoce Corberó: “Estoy acostumbrada a que me reconozcan en España, pero no en Argentina o Grecia. Fue un shock muy grande y necesité unos meses para bajar las revoluciones. Mi terapeuta me decía: ‘La alegría acumulada también puede ser mala si no la canalizas y sacas”.

En la misma línea, Herrán afirma: “Me pillé una depresión de lo genial que iba todo. Todo iba tan bien que estaba mal”, recuerda: “Has tenido unos niveles tan heavys de serotonina, de adrenalina, que ya todo te sabe a poco”. A la espera de que la tercera entrega aterrice en Netflix (con una cuarta temporada en pleno rodaje) y todo vuelva a eclosionar, las cosas han vuelto a la normalidad. “Ahora ya veo unas croquetas en el cátering y me excito”, bromea el actor.

Fuente: 20minutos.es

 

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