En un país productor de alimentos, donde hay argentinos que revisan basurales y la desnutrición no se registra para evitar malas noticias, cada año se desperdician 38 kilos de comida por persona. Es un millón y medio de toneladas de alimentos en condiciones de reutilizarse que se despilfarran por motivos como la falta de planificación de las compras, la mala conservación o, simplemente, el desconocimiento.
“Este derroche es un fenómeno propio de las etapas más avanzadas de la cadena de suministro, como la comercialización final y el consumo, y está básicamente ligado al comportamiento de las personas. Organizar inadecuadamente las compras y no consumir los alimentos antes de su fecha de caducidad favorece un desperdicio de alimentos evitable. Es decir que, en un alto porcentaje, es un problema cultural”, señaló ayer Marcela Leal, directora de la carrera de nutrición de la Universidad Maimónides, durante la primera jornada de la Segunda Cumbre de Alimentos.
El pan y los cereales, las frutas y las verduras, y los lácteos son, en ese orden, los principales grupos de alimentos que van a parar a la basura. En el caso de los yogures y la leche, por ejemplo, porque quedaron detrás de otros productos en la heladera y se vencieron, y las frutas y las verduras porque empiezan a mostrar signos de oxidación y el aspecto no es el mismo que recién compradas.
Un relevamiento del área de nutrición del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que se presentó ayer ante los 3000 asistentes a la cumbre que organiza la Oficina de Alimentos de la Provincia de Buenos Aires, da cuenta de que en el mundo se desperdician cada año 1300 millones de toneladas de comida, lo que equivale al 30% de los alimentos producidos en el mismo período. En América latina, el desperdicio equivale al 15% de los alimentos que se producen en la región o el 6% del derroche mundial.
“Cuando guardamos los alimentos, hay que poner adelante los que tienen una fecha de vencimiento más próxima o que están más maduros -recomendó Leal-. Además, si nos parece que no lo vamos a consumir porque es del día anterior y está en buen estado, lo podemos reutilizar. Con el pan duro podemos hacer pan rallado o algún postre, mientras que con las frutas podemos preparar una compota o mermeladas.”
CONSEJOS PARA EVITAR EL DERROCHE
Planificar el menú
Evitar la improvisación a la hora de cocinar
Comprar responsablemente
Ir al supermercado con una lista y comprar sólo lo necesario.
Fijarse en las fechas
Leer bien las etiquetas y diferenciar la fecha de caducidad de la de consumo preferente
Almacenar correctamente
Organizar la heladera y no romper la cadena de frío
No “comer” por los ojos
Ajustar las porciones e intentar cocinar lo necesario