Bruselas quiere que el controvertido reparto de refugiados entre países europeos se convierta en un pilar de la política migratoria. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, propondrá a los Estados miembros un nuevo cupo de 120.000 demandantes de asilo para reubicar desde unos países a otros, según explican a EL PAÍS fuentes comunitarias. La cifra triplica los 40.000 inicialmente propuestos en mayo y eleva a 160.000 el número total de refugiados sujetos a reubicación para aliviar a los países más presionados por el flujo de entradas.
Juncker detallará esta y otras medidas en el discurso sobre el Estado de la Unión que pronunciará el próximo miércoles en el Parlamento Europeo. Más allá de la cifra, la principal novedad consiste en que los refugiados que se repartan no procederán solo de Grecia e Italia, como en el esquema anterior, sino también de Hungría, pais de transito de los migrantes, que entran en gran medida por Grecia y cruzan los Balcanes para acabar pidiendo asilo en Alemania o más al norte. Con este reconocimiento a las necesidades de Hungría, Bruselas espera también suavizar las fuertes reticencias de Budapest y de otros Gobiernos del Este de Europa hacia el reparto de extranjeros y cualquier otro intento de dar una solución europea al drama migratorio.
Junto a estas soluciones coyunturales, el presidente comunitario presentará ya ante el Parlamento un mecanismo permanente para repartir automáticamente a los refugiados cuando haya una situación de emergencia como la actual. Se trata de que no haya que batallar cada vez por las cifras, sino que los Veintiocho asuman responsabilidades en materia de asilo cuando uno o varios Estados experimenten picos de demanda, como ocurre ahora.
El Ejecutivo comunitario entregará también a los Estados la llamada lista de países seguros, que permite a las autoridades tramitar de manera rápida –y en buena medida desestimar- las solicitudes de asilo provenientes de esos territorios. Al menos todos los países candidatos a integrar la UE conformarán esa lista, según las mismas fuentes. Albania, Macedonia, Montenegro, Serbia y Turquía integran ese grupo. Aunque el derecho a pedir asilo siempre tiene que ser examinado individualmente, con esa lista en la mano los países podrán resolver con celeridad las solicitudes de esos ciudadanos y decretar la vuelta a sus lugares de origen.
El paquete de emergencia incluirá también la creación de un fondo fiduciario al que los países hagan aportaciones para el desarrollo de países africanos, origen y tránsito de una parte de los flujos migratorios. Aun así, el grueso de los demandantes de asilo proceden ahora de Siria, Irak y Afganistán, zonas conflictivas de las que seguirán saliendo ciudadanos en busca de un futuro.
Todas estas propuestas –aún en discusión y sujetas a modificaciones- deberán ser examinadas el próximo 14 de septiembre por los ministros del Interior de la UE, que se reunirán en Bruselas para abordar la crisis migratoria. Antes de verano, la firme oposición de España, el bloque del Este y los bálticos hizo fracasar la meta de los 40.000 reubicados en dos años, aunque los países llegaron a pactar 32.000 y prometieron revisar la cifra en diciembre. El agravamiento de la crisis durante julio y agosto y la presión de la canciller alemana, Angela Merkel, para que los países se impliquen más en este problema han vencido algunas resistencias. Principalmente la de España, ahora mucho más favorable que antes a acoger un mayor número de refugiados de los arribados a Italia y Grecia.
El presidente del Consejo Europeo -representa a los Estados miembros-, Donald Tusk, ha dado este mismo jueves una señal de su disposición a aceptar la propuesta de la Comisión Europea. “Aceptar más refugiados no es lo único, pero sí es un importante gesto de solidaridad real. Una distribución justa de al menos 100.000 refugiados entre los Estados miembros es lo que, de hecho, necesitamos hoy”, ha admitido Tusk, en presencia del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha acudido a Bruselas para entrevistarse con él, con Juncker y con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
Vista la urgencia que exige hacer frente a esta situación, los ministros podrían, ya en su reunión del 14 de septiembre, comenzar a adoptar algunas medidas. Pese a todo, seguirá siendo difícil vencer las resistencias del Este: Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia celebrarán este viernes un encuentro en Praga para presentar un frente común en materia migratoria, previsiblemente contrario al reparto de refugiados. Los líderes europeos tratan de moderar la postura de Orbán, muy contraria a la inmigración, mientras el líder húngaro pide comprensión comprensión para su controvertida valla de separación con Serbia y fondos para hacer frente a los flujos de extranjeros que llegan a su país.