Tadeusz Slowikowski hace más de 60 años que está detrás de los pasos del tren fantasma nazi. Un tesoro convertido que una leyenda de más de 383 millones de dólares en oro que vendrían directamente de la célebre Cámara Ámbar del zar de Rusia, una habitación real decorada en metales preciosos y joyas, saqueada por los nazis.
Slowikowski perdió a su madre en Asuchwitz y encontrar el tren nazi se convirtió además en una cruzada personal. El hombre escuchó por primera vez hablar del tren en 1950. Viviendo en Walbrzych, Polonia, estudió y se aprendió hasta el último documento e historia de la formación fantasma hasta convertirse en su máximo experto. Hoy se sabe que el tren existe, dos hombres lo encontraron. Está bajo tierra en algún punto de la enrevesada red de túneles que los prisioneros de los campos de concentración construyeron en Polonia para los nazis.
“Supe del túnel después de salvar a un alemán llamado Schulz. Lo salvé de dos tipos que lo atacaban. Como gratitud por salvarlo, me contó acerca del túnel”, le dijo al Daily Mail.
La leyenda local habla además del paso de vagones de trenes absolutamente armados con cañones y ametralladoras. Y la historia dice que además de armas, allí estaba el oro robado a las víctimas del Holocausto.
Pero el hallazgo aún está lejos de poner fin a la historia. Según Slowikowski, el tren habría sido ocultado en una de las tantas minas que figuran en los mapas de la época y que guardan en su interior cientos de secretos, pero también algo mortal: trampas de explosivos.
Y no todo sería oro. El o los trenes podrían tener también valiosísimas obras de arte de las cuales no se tienen noticias desde 1945. E incluso planes secretos de los nazis, lo cual podría arrojar más luz sobre una de las etapas más oscuras de la historia.
