Fue histórico. Por primera vez, una terna arbitral compuesta por mujeres dirigió una final masculina de fútbol europeo. La francesa Stephanie Frappart fue la jueza del encuentro secundada por sus asistentes Manuela Nicolosi y Michelle O’Neill. Las tres estuvieron a la altura en la final de la Supercopa de Europa entre el Liverpool y el Chelsea que se definió por penales con triunfo para los de Klopp. La única mancha fue el penal cobrado por Frappart que significó el 2-2 del Chelsea en el suplementario. Abraham anticipó a Adrian en el área pero el arquero apenas rozó al delantero, quien se tiró y la mujer árbitro compró la caída.
Parecía que el partido iba a ser complicado para la jueza porque a poco de iniciado el juego, exactamente a los cuatro minutos, el Liverpool reclamó penal por una mano en el área de Christensen tras una chilena de Mané. En una jugada de interpretación, Frappart no vio que la mano haya sido intencional o estuviera alejada del cuerpo por lo que no vio penal. Luego, y hasta ese penal del 2-2 final, no pasó sobresaltos. Sus asistentes también tuvieron sus aciertos: O’Neill anuló en el primer tiempo un gol de Pulisic del Chelsea por offside y Nicolosi otro a Mount por partir en posición adelantada.
El comportamiento de los futbolistas ayudó al trabajo de la terna arbitral. Salvo las protestas de Azpilicueta cuando fue amonestado por una infracción a Mané, no hubo demasiados reclamos de los jugadores.
Fuente: Diario Olé