El cachorro sin hogar llamado Misha se despertó después de una larga y complicada cirugía. El efecto del analgésico empezó a ceder y el perrito se asustó: empezó a llorar de miedo y dolor. Cuando el asistente del cirujano lo escuchó, tomó al cachorro en las manos y salió a un lugar tranquilo. Durante mucho tiempo abrazaba al perrito y lentamente le cantaba una canción infantil hasta que aquel se calmara. Un voluntario que pasaba por ahí filmó ese momento.
Por azares del destino el perrito terminó en un albergue en Baltimore famoso por su excelente equipo de veterinarios y voluntarios. Los empleados de ese centro cada día hacen todo lo posible para curar a los animalitos.
Misha fue adoptado por una nueva familia y ahora se llama Mandy. Esperamos que esa fuera su última prueba y que a partir de ahora viva feliz.
¡Felicidades por tener un hogar y una familia, Mandy!
