
A veces, más que acompañar, un poquito vamos a tener que enseñar o al menos enseñar a estudiar. Tratar de enseñar en casa, si no sos docente, no es sencillo.
Los docentes mandan tareas. Los chicos se aburren o no saben cómo hacerlas. O quieren compañía. O no quieren hacerla. Y ahí estás vos: con poca paciencia y sin muchas ganas, “haciendo” de docente.
Los más grandes, ya han desarrollado su autonomía y pueden autogestionar su aprendizaje, pero ¿qué hacemos con los más chicos?
En teoría debiera ser el docente el que enseña, y nosotros acompañamos o administramos las actividades que envían, si los chicos no pueden hacerlo por sí mismos. En teoría…Pero a veces, más que acompañar, un poquito vamos a tener que enseñar o al menos enseñar a estudiar. Tratar de enseñar en casa, si no sos docente, no es sencillo.
Es muy posible que en algún momento te frustres, te ofusques, y quieras tirar todo por la ventana.
Te doy unos consejos:
1. Buscá un espacio
Este espacio debe ser un lugar tranquilo, que invite al trabajo, y que sea designado como lugar de estudio. Eliminá distractores como la tele prendida, los celulares cerca, y equipalo en función de lo que van a necesitar: un enchufe cerca para la computadora, espacio para los cuadernos, carpetas o libros, y todo lo que necesiten para no tener que pararse. Desde ahí pueden hacer sus clases virtuales, o completar sus actividades.
2. Vas a necesitar ordenarte y ayudar a tus hijos a ordenarse.
Armá una cronograma. Si el colegio te manda uno, genial; sino armá una rutina de estudio con horarios preestablecidos, mechadas con momentos de ocio, ejercicio, música, arte, lectura, juego libre, conectarse con amigos, etc….
3. Organizá las sesiones de estudio.
Organizá sesiones de estudio cortas. Si la atención decae, hacelos mover: subir y bajare escaleras, bailar juntos, o cualquier actividad que involucre el movimiento, va a descansar el cerebro para que pueda retomar con más energía. Por favor, respetá sus tiempos. Si no te están escuchando o están cansados, es momento de hacer una pausa.
4. Asegurate que te miren cuando explicas algo.
Si no, es posible que estén con la mente en otro lado y tengas que volver a empezar, y eso cansa.
5. Tomate un tiempito para ver cómo aprende mejor tu hijo.
¿Cuál es su personalidad? ¿Le gusta escuchar, prefiere leer, hacer esquemas? Tratá de orientar la clase en función de cómo disfruta más de aprender.
6. Si no entiende el concepto, alentalo a pedirle ayuda a sus compañeros o a su maestra.
Resistí la tentación de resolverles todas las cuestiones. Cuando sobreprotegemos a nuestros hijos, creyendo que ellos no pueden por sí mismos, los despojamos del poder de decidir, de utilizar su razonamiento, de poder tomar decisiones. En vez de ayudarlos a crecer, los hacemos más chiquitos, y los niños terminan con más inseguridades, miedos, angustias, e incapaces de avanzar por sí solos.
Si pedirle ayuda a los compañeros o al docente no es posible, y necesita de tu ayuda, tratá de explicárselo de alguna manera sencilla…y amena. Si no les sale, tranquilos… ¡hay tutoriales de todo!
7. Dales tiempo
Para pensar se necesita tiempo y silencio. Dejalos pensar y razonar. Armate de paciencia. Enseñar no es meterle la información a tu hijo en la cabeza. Tiene que poder entender los conceptos, explicarlos con sus palabras, hacer un esquema, una línea de tiempo, hacer suya la información. Solo ahí la información se convierte en aprendizaje. Otro tema no menor es enseñarles cuándo parar (si están frustrados, enojados o no les sale) y cuándo retomar.
8. No te enojes si cometen errores.
Si como papás nos enojamos con nuestros hijos por cometer errores, ¿cómo harán para no tener miedo de arriesgarse más adelante y tomar riesgos?
Nuestros hijos pueden aprender a convertir los desafíos en grandes lecciones, pero para eso deben aprender que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y que deben caerse para aprender a levantarse. Ayudarlos a desarrollar la resiliencia emocional es el regalo más importante que podemos darles. Un fracaso puede ser el comienzo de algo maravilloso.
9. Aprovechá esta instancia para trabajar otras habilidades
Este es un momento maravilloso para trabajar con nuestros hijos habilidades como el manejo de la frustración, la falta de paciencia, el manejo del enojo o el valor del esfuerzo y la perseverancia. No hay mejor regalo que podamos darles a nuestros hijos que la posibilidad de desarrollar estas habilidades desde chicos.
10. Gran oportunidad: aprender a autogestionar su propio aprendizaje.
Además de las cuestiones estrictamente académicas del colegio, nuestros hijos tienen una oportunidad maravillosa, y es a desarrollar la autodisciplina, a aprendan a manejar su tiempo, a priorizar, a planificar, y a tomar decisiones. Todas estas habilidades serán muy importantes cuando tengan que hacerse cargo de autogestionar su trayectoria educativa.
11. Si ves que les cuesta, no les pidas que se esfuercen más; pediles que lo intenten de una manera diferente.
12. Cuidá tus pensamientos
Pase lo que pase, no critiques a sus docentes o al colegio delante de ellos. Después nos quejamos cuando los chicos no respetan a sus docentes… Cuidá la relación alumno-docente. En algún momento van a tener que volver al aula y que respeten a sus maestros va a ser crucial.
Y por último, no olvides que te están observando: si tenés poca paciencia, te frustrás y “revoleás” todo, ellos están aprendiendo de vos acerca de cómo manejar situaciones estresantes.
Si te estás cansando, no renuncies. Retirate a descancar, y volvé con energías renovadas.
(*) Es capacitadora, especialista en educación y oradora TEDx. Escribió “Fuertes y Felices, el manual del usurario que no te entregaron cuando tuviste hijos” (Editorial Bonum)
Fuente: Ambito