Un estudio publicado hace poco, reveló cuáles son algunas de las costumbres útiles que pueden reducir en un 50% la chance de tener un ACV. Enterate más.
Cumplir con algunos hábitos saludables puede disminuir casi a la mitad las posibilidades de sufrir un ACV en algún momento de la vida. Así lo presentó un grupo de científicos investigadores de la Universidad de Texas, de los Estados Unidos.
Según los especialistas, sostener una dieta y hacer ejercicio regularmente puede compensar cualquier tipo de riesgo genético. Otras de las medidas fundamentales es la de no fumar y no tener sobrepeso.
El estudio, publicado en la revista Journal of the American Heart Association, argumentó que con seguir siete hábitos específicos se puede contribuir a la prevención de un ataque cerebrovascular.
Para alcanzar estas conclusiones, los expertos norteamericanos hicieron un seguimiento particular a alrededor de 11.568 adultos de entre 45 y 64 años, durante una media de 28 años. Y prestaron atención a cómo su estilo de vida podía llegar a influir en el riesgo a sufrir un accidente cerebrovascular, el cual es uno de los motivos más frecuentes de asistencia neurológica urgente.
A todos los participantes les fue asignada una “puntuación de riesgo poligénico de ACV”, basada en análisis de sangre que identificaban mutaciones reveladoras relacionadas con estos eventos mortales.
De esta forma los hábitos, propuestos por la Asociación Americana del Corazón, fueron denominados como los “Life’s Simple 7″. Aunque son siete, sólo cuatro son netamente modificables. Los otros tres están asociados a efectos secundarios positivos de mantenerse sano.
¿Cómo prevenir un ACV?: los siete hábitos elementales
Las “siete métricas“, tal como las plantearon los miembros de la American Heart Association, requieren no solamente de la iniciativa de la persona, sino también de que la persona se someta a los diferentes chequeos y seguimiento médico correspondiente, una vez cada tanto.
Los siete puntos necesarios para disminuir las probabilidades de contraer un ACV son los siguientes:
- Mantener un índice de de masa corporal menor a los 25 IMC (peso promedio límite entre el peso normal y el sobrepeso).
- No fumar.
- Sostener una dieta saludable.
- Tener un promedio de actividad física que gire alrededor de los 150 minutos semanales.
- Contar con un colesterol menor o igual a los 200mg/dl.
- Tener una presión arterial sistólica menor a los 120mmHg, y una diástolica menor a los 80mmHg.
- Sostener una glucemia basal menor a los 100mg/dl.
Es sabido que tanto el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el sedentarismo elevan los riesgos de sufrir un ictus (derrame cerebral). Otro factor de riesgo importante, según pudieron saber los especialistas, son los antecedentes familiares de esta enfermedad.
Los participantes con mayor riesgo genético y peor salud cardíaca fueron quienes tenían el mayor riesgo de sufrir un ACV a lo largo de su vida, quienes promediaron al 25% de los participantes. Sin embargo, por su parte, para quienes habían practicado los “Life’s Simple 7″, este riesgo se disminuyó entre un 30% y un 43%, según los números finales del estudio.
Según la profesora Myriam Fornage, genetista de la Universidad de Texas en Houston y una de las lideresas del proyecto: “Nuestro estudio confirma que la modificación de los factores de riesgo del estilo de vida, como el control de la presión arterial, puede contrarrestar el riesgo genético de ictus“.
Y en esa línea concluyó: “Podemos utilizar la información genética para saber quiénes poseen un mayor riesgo de tener un ACV, y animarles a adoptar un estilo de vida cardiovascular saludable, como por ejemplo que sigan a partir de ahora los ‘Life’s Simple 7′ de la AHA”.
Fuente: ámbito