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Los Pumas: un equipo que se ganó la admiración de todos y es la sensación del Mundial

Los Pumas: un equipo que se ganó la admiración de todos y es la sensación del Mundial

El furor que generó en la Argentina el partido del domingo resuena también aquí. El termómetro de las redes sociales refleja la intensidad de esa ebullición, que excede por mucho el ambiente del rugby. El Mundial pasó a ser una causa nacional. Llueven los pedidos de entradas y se oyen noticias de nuevos medios que se instalarán en esta ciudad para seguir de cerca a los Pumas . Ya durante la semana anterior, en Cardiff, los entrenamientos y el lugar de concentración se habían poblado de periodistas de todo el mundo, sinónimo de que el suceso del seleccionado argentino también había traspasado las fronteras. En Francia 2007, luego de que los Pumas pasaran a semifinales, se vivía una atmósfera similar. Sólo que hay una diferencia. Aquella vez, la euforia tanto en el país como en el extranjero era por la novedad que significaba estar por primera vez entre los cuatro mejores. Ésta, el encanto responde antes a la vistosidad del juego de los Pumas.

 

Ya desde el primer partido de Inglaterra 2015 ante Nueva Zelanda el juego de los Pumas causó gran impacto, tanto en la Argentina como en el resto del mundo. A nadie le sorprendió el triunfo ante Irlanda, a muy pocos la contundencia con que se logró. Tímidamente, la prensa extranjera daba como favorito al equipo de Daniel Hourcade . “La Argentina va a ganar por 20 puntos”, le dijo a este cronista un periodista neozelandés en la subida hasta el sexto nivel del Millenium Stadium. “Jugaron muy bien contra los All Blacks, han demostrado una gran evolución”, justificó.

Ayer, excepto los diarios más sensacionalistas que pusieron foco en que a Irlanda le faltaban cuatro jugadores o en el repetido fracaso de los irlandeses en los cuartos de final, la prensa de todo el mundo puso el foco en el “milagro” argentino, en cómo en tan poco tiempo pasó de ser un equipo periférico a codearse con las potencias. Ya no impresionan ni que lloren cuando cantan el himno ni que tackleen como poseídos, aunque tampoco minimizan ese factor emocional. Pero sí valoran, de la misma forma que está sucediendo en la Argentina, la belleza del juego que despliegan.

“¡Felicitaciones, Argentina!”, reza por ejemplo la tapa de la versión reducida de The Independent. Así textual, en castellano y con signo de exclamación al comienzo, adornando la foto de la palomita de Juan Imhoff.

Un artículo de la web de la BBC destaca al “toque latino” como el diferencial entre los Pumas y los equipos del Hemisferio Norte, incluida Francia, pero luego detalla las razones del crecimiento del seleccionado a partir de la mano que dio el neozelandés Graham Henry. La nota de Ben Dirs compara los cuatro años de Lancaster en Inglaterra con los tres de Phelan/Henry y Hourcade en los Pumas. “Stuart Lancaster toma nota: éso es cultura. Ambición, brío, impiedad y la alegría combinados. No transmitidas por principios dictatoriales, sino salidos del corazón. Lancaster tuvo cuatro años, la Argentina creó una nueva cultura en tres, y como lo demostraron contra Irlanda en Cardiff, el suyo funciona”.

El Daily Telgraph, en otro artículo extenso, recuerda el momento en que, tras el tercer puesto en 2007, las potencias de Europa tardaron segundos en denegarle a la Argentina el ingreso al Seis Naciones, que terminó forzando la integración al Tri-Nations con las potencias del Sur. Hoy, las semifinales son un Rugby Championship reducido.

“Están jugando como lo hacía Francia en el pasado, con audacia y confianza en sí mismos”, escribió Kevin Mitchell en The Guardian, adulando a los Pumas y mofándose al mismo tiempo de Francia y el resto de los equipos del norte.

En Francia 2007, los Pumas alcanzaron el tercer puesto en base a garra y una perfecta ejecución de un plan de juego limitado. Las imágenes de los jugadores llorando cuando cantaban el himno recorrieron el mundo. Hoy esa esencia persiste. “Jugamos con el corazón”, explicó Hourcade. Pero el contagio no pasa más por allí. Las reglas cambiaron, el rugby evolucionó y la Argentina se adaptó a esa evolución.

Desde hoy, el Mundial se concentrará en Londres. Hasta aquí, la organización había logrado con eficiencia llevar el certamen a todos los rincones de Inglaterra. También fue un acierto jugar dos cuartos de final en Cardiff, una ciudad que respira rugby y parece diseñada para albergar partidos como los de este fin de semana. La contrapartida de esto es que el Mundial parecía algo disperso. Cuando hoy los Pumas hagan su primera atención a la prensa en su nuevo búnker en Pennyhill Park, ya no sólo habrá argentinos o australianos, sino que los medios de todo el mundo se acercarán para conocer más de cerca este fenómeno.

Un suceso que también excede al rugby. Una de las primeras preguntas en la conferencia de prensa post partido el domingo fue si, efectivamente, Diego Maradona iría a ver la semifinal, tal como había prometido tras presenciar el partido ante Tonga en Leicester. Si Diego hace acto de presencia el domingo en Twickenham, será otro reflejo más de cómo los Pumas están trascendiendo sus propias fronteras.

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