Infobae se comunicó con atletas y entrenadores olímpicos para conocer cómo planificaron el regreso a la actividad de cara a los próximos Juegos Olímpicos, mientras aguardan la reestructuración del calendario deportivo internacional
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El 2020 no fue el año que el mundo olímpico tenía en mente. Si no hubiera existido la aparición de un virus que se transformó en una pandemia que afectó a todo el planeta, los Juegos Olímpicos ya serían historia. Pero eso no sucedió. Por primera vez en la historia, un conflicto que no fue bélico obligó a las autoridades a postergar el evento deportivo multidisciplinario más grande del mundo. Y eso, claro, generó problemas de todo tipo. Económicos, de organización y también de planificación para los miles de atletas que quedaron varados a meses de llegar al final del camino.
Eso fue lo que les ocurrió a los deportistas argentinos. Al momento de la cancelación de Tokio 2020, la delegación que representará al Comité Olímpico Argentino el próximo año en la capital de Japón contaba con 143 clasificados. Hoy, después que el cronómetro se reinició y ahora faltan nuevos 328 días para la excursión por territorio nipón, la vida cambió para los atletas. ¿Por qué? Porque tuvieron que mantener su estado físico entrenando en sus casas. Muchos de ellos tuvieron que improvisar un gimnasio doméstico o como fue el caso de Paula Pareto, que lejos del tatami, se convirtió en viral en las redes sociales cuando se la vio colgarse de una silla al mejor estilo Tom Cruise en Misión Imposible.
Pero todo cambió cuando el Gobierno de Alberto Fernández anunció que los atletas olímpicos estaban incluidos dentro de los exceptuados para movilizarse en medio del avance del coronavirus. Así fue que cada uno, dependiendo su disciplina, se organizó y comenzó a planificar el nuevo rumbo de su camino a la tierra prometida. Infobae habló con varios de los principales referentes del deporte argentino para conocer cómo sigue su entrenamiento en un mundo particular que todavía no abrió a gran escala su calendario de competencias.
“Empezamos a entrenarnos hace un mes y medio ya. Primero estuvimos con el equipo olímpico italiano entrenando en el lago Garda. Luego, estuvimos 10 días más ahí, pero trabajando en soledad”, le contó el campeón olímpico Santiago Lange a Infobae desde Italia, el lugar que el referente de la vela argentina eligió junto a Cecilia Carranza para volver al agua con su embarcación de Nacra 17, la especialidad en la que se consagraron en Río 2016.
El camino para la dupla que ganó la medalla dorada hace cuatro años en Brasil siguió en Punta Alta, también suelo italiano, frente a la paradisíaca Isla Elba. “Tenemos un grupo de trabajo increíble: estamos con el equipo olímpico inglés, parte del equipo italiano y con los austríacos. Es un trío donde están los últimos campeones del mundo y parte del podio”, sumó Lange, que aprovechó para remarcar el valor estratégico de entrenarse con otras potencias mundiales.
“El nivel de entrenamiento es espectacular. Estamos muy contentos. Creo que hoy, a nivel mundial, somos el grupo más fuerte de entrenamiento. Como no hay muchas competencias, nosotros trabajamos mucho en esto para lograr buena intensidad en los trabajos con los mejores”, dijo el hombre que está próximo a cumplir 59 años y que ya es una leyenda del mundo olímpico.
A diferencia de lo que sucede con la dupla Lange-Carranza, otra campeona olímpica tuvo que esperar para volver a entrenarse en campo. Después de demostrar toda su destreza con varios ejercicios “imposibles” en su casa, Pareto y el resto de la selección femenina de judo utilizó un método que popularizó la NBA para poder regresar al tatami. Gracias a una invitación de la Municipalidad del partido de la Costa, Paula y compañía se mudaron a su “burbuja” en Santa Teresita.
“Fue realmente buenísima la experiencia. Todas siempre son muy provechosas, pero sobre todo ésta lo fue por los meses de espera por la cuarentena. La idea principal fue retomar los entrenamientos con la mayor normalidad”, le contó Laura Martinel a Infobae. La entrenadora campeona olímpica y bastión del equipo femenino viajó junto a Lucía Cantero, Keisy Perafán, Ayelén Elizeche y Belén Tittarelli.
Con el apoyo del entrenador nacional Ariel Sganga, Martinel buscó el reacondicionamiento físico de las judocas. Que fueran de menos a más en la intensidad del trabajo en el tatami. Para eso trabajaron durante varias semanas de lunes a sábado en doble turno. Fue con ese fin que Pareto adelantó todas sus guardias del mes de julio en el Hospital de San Isidro para poder irse a la Costa.
“Fue importante porque fuimos un equipo trabajando juntos. Entrenamos como en el primer mundo, pero en Santa Teresita”, confesó Laura, que no se olvidó de una frase que le dijo la primera mujer campeona olímpica en la historia del deporte argentino y que le generó risas cuando la recordó. “Paula me dijo ‘Estamos en Disney’, jaja’‘. ¿Cuál era la rutina a pocas cuadras del Mar Argentino? “Íbamos del lugar de nuestro alojamiento, unos aparts en el bosque muy bonitos, a entrenar al polideportivo, un salón espectacular de 400 metros”, graficó Martinel.
Más allá de la excursión en Europa y por la Costa Atlántica de los ganadores del oro en los últimos Juegos Olímpicos por Italia, otro personaje trascendental en Río 2016 eligió el mismo camino que el judo para aislarse y afrontar una preparación diferente a lo común. Chapa Retegui, el entrenador que guió a la selección masculina de hockey sobre césped al histórico primer lugar del podio en los pasados Juegos Olímpicos, se convirtió en el DT de Las Leonas camino a Tokio. Volvió a un escenario conocido con el objetivo de igualar lo conseguido con Los Leones en Brasil.
Así fue que una vez que el estado argentino les dio el visto bueno a los clasificados para volver a entrenarse, Retegui tomó la decisión junto a su cuerpo técnico de partir rumbo a Pinamar para aislarse en un búnker exclusivo para recuperar el tiempo perdido. “Acá estamos muy bien. Sorprendidos por el volumen de trabajo de las chicas tras los cinco meses de confinamiento. Después de una semana de trabajo en el CeNARD, nos vinimos para acá y estamos por cerrar la tercera semana de actividad”, le contó Retegui a Infobae del otro lado del teléfono.
De la mano de Carlos Gats, preparador físico del equipo femenino y ex velocista olímpico argentino que compitió en Atlanta 96 y Sydney 2000, el Chapa pergeñó una puesta a punto de base para sus jugadoras con el objetivo de fortalecerlas físicamente. “Hicimos ejercicios en el gimnasio, trabajos de crossfit, movimientos en la arena y en los médanos. A eso les sumamos ejercicios aeróbicos y de potencia. Hasta hicimos algo de boxeo con las chicas”, explicó el DT.
Pero además de poner la lupa en los trabajos corporales, Retegui decidió mudar los entrenamientos del barrio de Núñez a la Costa con otro sentido. Uno íntimamente relacionado con la construcción del ánimo de un plantel que buscará revancha en Tokio después de la temprana eliminación en Río 2016 a manos del seleccionado holandés. “Hay muy buen ambiente y armonía de las chicas para entrenar. Fue muy acertado venir y estamos planificando volver a finales de septiembre”, anticipó.
El último caso de análisis de cómo se entrenan las principales figuras del deporte argentino en plena pandemia está relacionado a una de las disciplinas que se vio más afectada por el avance del coronavirus. A principios de junio, Delfina Pignatiello fue la primera voz que hizo pública su necesidad imperiosa de volver al agua. Tras 11 semanas sin sumergirse a una pileta, la ganadora de tres medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 pidió a gritos una solución que finalmente llegó para ella y el resto de los atletas.
“Hace ya 10 semanas que comenzamos a entrenar. Cada nadador tiene su adaptación, según la disciplina. Algunos sufren más la adaptación al agua porque están más apoyados en la resistencia y otros un poco más la parte de fortalecimiento porque compiten en pruebas de velocidad”, fue el análisis que hizo Gustavo Roldán, jefe técnico de la selección argentina y además entrenador personal de Pignatiello, junto a Infobae.
¿Cómo vio el progreso en la piscina de una de las joyas del deporte argentino y del resto de los integrantes del equipo? “Cada chico manifiesta una adaptación distinta. Pero, sin exigencias de tiempos, estamos volviendo a los volúmenes, al metraje y a las velocidades que teníamos previas a la pandemia. Eso es importante”, remarcó.
Además de Pignatiello, que tiene una rutina de trabajo de 10 sesiones semanales, o sea trabaja todos los días de la semana, menos los miércoles y los sábados que hace un turno, Roldán confirmó que sigue muy de cerca las tareas que afrontan los otros nadadores del seleccionado, muchos de ellos a los que todavía les resta lograr las marcas necesarias para asegurarse un lugar en Tokio 2020. Esa lista incluye a Vicky Bardach, Federio Grabich, Gabriel Morelli, Andrea Berrino, Macarena Ceballos, Guido Buscaglia, Anna Huusmann -una nadadora con enorme proyección-, Ignacio Méndez, la histórica Cecilia Biagolli y otros dos que están en el exterior y que ya tienen plaza olímpica como Santiago Grassi y Julia Sebastián.
El presente marca que los olímpicos argentinos siguen trabajando con un único objetivo. Que se reanuden los calendarios de competencia para poner en marcha el sueño de pisar Japón a mediados de julio en 2021. Más allá de los anhelos particulares, el escenario médico mundial por la pandemia todavía pone un signo de interrogación al futuro cercano de los atletas.
“Queremos llegar a tomar buen ritmo. En nuestro deporte tenemos que concentrarnos en todas las condiciones: pocos vientos, medios vientos y vientos fuertes. Buscamos estar a primer nivel y eso es un proceso que, hoy, es difícil de saber. Porque después del parate de cuatro meses, a diferencia de la gente con la que estamos que casi no pararon de entrenarse, estamos un poco retrasados, pero contentos en el lugar donde nos ubicamos”, expresó Lange desde Italia. En los primeros días de septiembre, la dupla viajará a Alemania para competir por primera vez después del regreso al trabajo, mientras que en la última semana del próximo mes se mudarán a Austria para competir en el Campeonato Europeo de Nacra 17.
Diferente es la historia para Paula Pareto y el resto de los judocas. La Peque tiene casi asegurada su clasificación por ranking olímpico, pero el resto espera el reinicio de la acción para volver al tatami. “Hay que ver qué país está dispuesto a recibir una competencia. La organización, más allá de los protocolos, tiene que poder recibir a atletas de cualquier país. Sobre todo porque todavía estamos en clasificación olímpica. Por eso es muy difícil la planificación cuando hay un calendario de competencias que no sabemos cuándo se va a abrir”, analizó Martinel. La entrenadora confirmó que, si el Campeonato Panamericano de judo previsto para noviembre en Canadá se lleva a cabo, ellas estarán listas para viajar y participar.
Por su parte, Retegui y Roldán saben que el calendario de sus deportes está cerrado, al menos hasta comienzos de 2021. Por eso apuntan a aprovechar el tiempo en Argentina y potenciar los trabajos con sus dirigidos. Lo mismo ocurre con otros casos como el de la especialista en tiro deportivo, Fernanda Russo, o Agustín Vernice, el por ahora único palista con boleto a Tokio por el canotaje.
El horizonte, por ahora, se mantiene expectante para los deportistas argentinos. Con las fronteras cerradas y a la espera de ver cómo seguirá la situación sanitaria, los atletas y sus entrenadores siguen en movimiento. Porque el reloj camino a los próximos Juegos Olímpicos se reseteó y con él se renovaron las esperanzas de hacer historia en la capital de Japón.
Fuente: Infobae