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Perdió ambas piernas y un brazo en un terrible accidente y utilizó el deporte para salir adelante: la historia de resiliencia de Chris Lindhe

Perdió ambas piernas y un brazo en un terrible accidente y utilizó el deporte para salir adelante: la historia de resiliencia de Chris Lindhe

A los 17 años su vida dio un giro rotundo tras ser arrollado por un tren, pero su fuerza de voluntad lo catapultó a la cima

Por Emmanuel Baldo para Infobae

“El 14 de julio del 2006 fue un gran día y hoy lo celebro. Porque, como dijo un amigo, este día merece ser celebrado porque sino hoy no estaría aquí. Perdí ambas piernas y el brazo, pero no la vida”.

Christoffer Lindhe es uno de los grandes ejemplos de resiliencia en el mundo y otra de las personas que utilizó al deporte como un medio para salir adelante en la situación más crítica de su vida con apenas 17 años. Pese al escalofriante accidente que sufrió aquel día, el sueco pudo recuperarse psicológicamente y disputar los Juegos Paralímpicos de Beijing, sólo dos años después, al lado de atletas como Oscar Pistorius, Chantal Petitclerc o Esther Vergeer, entre otros. Una competencia que sería el inicio de su camino deportivo.

El día del accidente:

“Era 14 de julio del 2006 tenía 17 años y estaba de vacaciones de la escuela. Decidí ir con unos amigos a Varberg (pueblo en Suecia) en donde había una exposición de automóviles y aviones. Había hablado con mis padres sobre este evento y ellos no estaban de acuerdo con que fuera, pero cuando uno es joven cree que puede tomar sus propias decisiones, así que fui de todas formas sin su permiso”, explicaba Lindhe en un video publicado en su cuenta oficial de Youtube sobre lo que sucedió ese día.

“La pasé muy bien en la exhibición, pero al caer la tarde comencé a sentirme cansado y decidí que era hora de volver a la tienda en la que estábamos acampando. Mis amigos dijeron que era demasiado pronto para irnos, así que me fui solo. Mientras caminaba vi a unas personas que estaban detrás mío y tuve esa sensación extraña de que algo no estaba realmente bien. Continué caminando y esa sensación seguía creciendo, hasta que me di cuenta de que esos tipos me estaban siguiendo. Llegué a la conclusión de que no tenía que ir a la tienda porque podrían seguirme y atacarme. Seguí caminando para tratar de quitármelos de encima y luego volver. A partir de allí, todo está oscuro, no recuerdo completamente nada más”, relataba.

Chris iba a despertar 10 días después del accidente, pero pasó poco más de un mes para entender lo que había sucedido y cómo seguiría su vida. “Traté de recopilar todos los datos para comprenderlo. Lo que creo que pasó fue que, en un momento, comencé a acelerar el paso en la oscuridad y de alguna manera caí sobre las vías del tren. Tal vez miré para atrás para ver si todavía me seguían y al mismo tiempo tropecé con uno de los rieles. Caí, me golpeé la cabeza con algo, probablemente una roca, y perdí el conocimiento con las piernas todavía sobre las vías”.

“Probablemente estuve así durante una hora o dos antes de que el tren de carga llegara a la estación. Desafortunadamente, mi cuerpo estaba sobre una curva del trayecto en donde había muchos pastizales que dificultaban la visión, así que cuando el maquinista me vio sobre las vías, ya era tarde para detener el tren. Aunque trató, no pudo y pasó por encima mío. Inmediatamente me amputó las dos piernas, pero de alguna manera mi brazo izquierdo también se vio afectado. Probablemente fue porque cuando el tren pasó por encima mío, todo mi cuerpo fue absorbido hacia él”, detalló el sueco en mayo del 2018.

“El maquinista llamó a la policía. Me encontraron en la parte de atrás del tren y dijeron que no podían entender cómo seguía vivo. Trataron de cerrar mis heridas para detener el sangrado y llamaron a la ambulancia, la cual llegó rápidamente y me trasladó al Hospital Universitario de Gotemburgo. Allí los médicos decían que era imposible que mi corazón siguiera latiendo con la cantidad de sangre que había perdido, pero eso se debió principalmente a que practicaba natación desde pequeño y era muy bueno. Sobreviví por eso”, reconoció.

La natación estuvo siempre presente en la vida de ese niño de la ciudad de Ulricehamn (370 km al Sur de Estocolmo) y tras el accidente se aferró a ella encontrando en el deporte una forma de seguir adelante. Un año después, su objetivo estaba claro: quería clasificar a los Juegos Paralímpicos de Beijing.

La natación adaptada consta de 14 clases divididas en tres categorías según el tipo de discapacidad: De la S1 a la S10 se sitúan los atletas con problemas físicos, de la S11 a la S13 con problemas visuales y la S14 para los nadadores con problemas intelectuales (con dificultades para comprender técnicas y estrategias de competición).

Para el 2008, Christoffer era uno de los 3,951 atletas anotados y, por su condición, iba a competir en todas las modalidades de la S4 representando a Suecia. En su primera experiencia competitiva tras el accidente, el joven de 19 años tuvo una actuación destacada al alcanzar las rondas finales en los 50, 100 y 200 metros libres.

El éxito deportivo, sin embargo, iba a llegar al año siguiente, cuando disputó el Campeonato Mundial de Para Natación en Río de Janeiro. Aquel fue el primer torneo mundial de piscina corta y, en esa edición, Lindhe se convirtió en triple medallista de bronce al quedarse con el tercer lugar en los 50, 100 y 200 metros libres.

Para ese entonces, Lindhe ya tenía en su poder los récords nacionales en las tres categorías, pero faltaba uno más en 50m estilo mariposa, el cual consiguió en el Campeonato Europeo de Para Natación de Berlín en 2011. Allí quedó en tercer lugar tras completar la prueba en 50.50 segundos, a siete del ganador de la medalla de oro Arnost Petracek (43,21).

Al otro año, y tras otra buena actuación en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 en las que volvió a alcanzar las rondas finales, Christoffer Lindhe iba a poner punto final a su carrera.

Si bien lo que ocurría dentro de la piscina le daba esperanzas y alegrías, en la vida cotidiana continuaba teniendo problemas. Las prótesis que utilizaba en sus piernas no tenían un encaje adecuado y, cada vez que intentaba caminar, se caían. Por lo que tuvo que resignarse a andar en silla de ruedas: “Era bastante peligroso; de repente, la pierna podría caerse en cualquier momento. Así que realmente no tuve ninguna oportunidad de aprender a caminar de nuevo”, explicaba en otro video de su blog oficial.

Pero, al tomar notoriedad su caso tras sus participaciones deportivas, una empresa de implantes lo contactó y se puso a su disposición. Tras someterse a una cirugía de implantación, las nuevas prótesis osteointegradas le permitieron volver a ponerse de pie. “Sin la osteointegración, no hubiera podido caminar. La pierna se siente natural y más como una pierna normal, una parte de mi cuerpo”, relataba.

Ese innovador método permitió la conexión directa de una prótesis al hueso, sujetándola firmemente, sin posibilidades de que se desprendiera, gracias a las tres partes que la componen: el elemento de anclaje, el pilar y el tornillo para asegurarlo.

Para 2013 ya estaba centrado de lleno en su interés por mejorar su calidad de vida. Fundó su propia empresa Lindhe Xtend con el objetivo de desarrollar prótesis y accesorios avanzados para ayudar a los amputados “a tener la oportunidad de vivir una buena vida”, asegura en el sitio web de su compañía. En asociación con técnicos ortopédicos y universidades, desarrolló su propia prótesis de pie, el Xtend Foot, la cual le permitía pisar con mayor seguridad sobre cualquier superficie irregular a través de un mecanismo mejorado del giro lateral de la base, que se asemeja a un movimiento más natural del pie humano.

A partir de ese momento, los premios, las medallas y las distinciones comenzaron a llegar por el lado de su inventiva, su liderazgo y su persona, tras haberse convertido en un claro ejemplo de superación y resiliencia. Hoy, con 34 años, Christoffer disfruta de la vida y comparte sus logros y experiencias con sus más de 13 mil seguidores en Instagram.

Fuente: Infobae

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