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Por qué para Los Pumas es tan importante el partido por el bronce

Por qué para Los Pumas es tan importante el partido por el bronce

A la generación más brillante del voleibol argentino se la recuerda por sus dos medallas de bronce en el Mundial de 1982 y en Seúl 1988; la cordobesa Georgina Bardach se convirtió en un ejemplo de la natación cuando logró un inesperado tercer puesto en la final de los 400 metros medley; Paula Pareto se hizo gigante pese a su escaso metro y medio de altura cuando también se subió al tercer escalón del podio en los Juegos Olímpicos de 2008; el tandilense Juan Martín del Potro jamás olvidará sus lágrimas luego de vencer a Novak Djokovic en la definición por el bronce de Londres 2012 nada menos que en el All England, la cuna del tenis; Los Leones le dieron al hockey sobre césped nacional su alegría más grande en la rama masculina cuando superaron a Gran Bretaña y terminaron terceros en el Mundial de La Haya del año pasado…

Son cinco pero podrían ser muchos más los ejemplos de los deportistas argentinos a los que un bronce les cambió la vida para siempre. Por ese color, entonces, irán Los Pumas el viernes frente a Sudáfrica en el Mundial. Porque aunque este equipo será recordado por su juego tanto como por sus resultados, es indudable que llegar al tercer puesto en Inglaterra 2015 es un plus que nadie puede ignorar.

Al contrario de lo sucedido en Francia 2007, un tercer puesto no cambiará demasiado en el rugby argentino porque un nuevo y definitivo rumbo se tomó a partir de lo hecho en aquel Mundial. Pero salir tercero aquí tendrá para el seleccionado el plus de la ratificación de un sistema de juego del que se sigue hablando en el torneo más allá de la derrota clara e inobjetable de las semifinales. Y además, significará ganarle a una potencia como Sudáfrica por segunda vez en menos de tres meses (un dato: hasta la tarde de Durban del 8 de agosto jamás se la había vencido). Y en un Mundial.

Entre el sábado y el lunes Heineke Meyer y Steve Hansen, los entrenadores de Sudáfrica y Nueva Zelanda respectivamente, se encargaron de despreciar este partido por el bronce. ¿Habrá recordado el técnico de los Springboks de qué manera celebraron sus compatriotas el triunfo conseguido ante los propios All Blacks en la final por el tercer puesto del Mundial de 1999? Seguramente no.

Los Pumas, por suerte, no se contagiaron de esa “enfermedad”. Bastó ver ayer los rostros de los cuatro lesionados que ya se despidieron del Mundial para saber cuánto lamentarán no estar junto a sus compañeros en el último test. Y mientras Tuculet, Hernández, Imhoff y Creevy destilaban bronca y frustración, sus compañeros ya habían cambiado el chip y se habían concientizado de lo importante que resulta lo que se viene. Todos quieren estar en el Olímpico para llegar lo más alto posible.

Además, hay otro punto y en éste de nuevo hay una referencia a 2007. ¿Cuántos recuerdan en nuestro país al subcampeón de ese torneo? ¿Cuántos saben a qué potencia le ganó Sudñafrica aquella definición? En cambio, los de aquellos Pumas resulta inolvidable.

No son pocos los deportes que no miran con buenos ojos la competencia por el tercer puesto. Para muchos, perder una semifinal equivale a “quedar eliminado de un torneo”. Sin embargo, el premio es enorme y dura para siempre. Eso lo saben Los Pumas y ahí puede estar la gran clave del último choque que se le viene al seleccionado argentino.

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