Se estima que al menos el 10% de las personas que tuvieron coronavirus tendrán síntomas persistentes. Un experto perteneciente al grupo científico Estudios Clínicos Latino América (ECLA) compartió con Infobae sus recomendaciones
Mucho se habló durante esta pandemia de los testeos, de los contagios y de la ocupación de camas de terapia intensiva. Sin embargo, es muy necesario concientizar a la población sobre la importancia de realizar un completo chequeo médico luego de transitar la enfermedad y para retomar las actividades habituales así como también la actividad física.
La mayoría de las personas que se contagian el COVID-19 transita la infección y se recupera completamente. Pero otros pacientes desarrollan complicaciones que les producen la muerte. Entre los que se recuperan, algunos quedan con secuelas y necesitan un seguimiento médico. Hasta ahora, la construcción del conocimiento sobre el síndrome post COVID-19 está en desarrollo, pero ya se están abriendo centros específicos en hospitales públicos y privados que hacen el seguimiento y sugieren pautas para hacerse chequeos según los síntomas que manifiesta cada paciente.
Después de atravesar la etapa aguda de la infección por el coronavirus, hay personas que siguen registrando cansancio, sensación de falta de aire, dolor de pecho al respirar, tos, dolor de cabeza, alteración en el gusto y olfato, y dolor muscular. También se puede tener problemas de memoria, dificultad de concentración, angustia y depresión.
En el marco de una serie de notas con expertos latinoamericanos en salud, Infobae consultó al doctor Pablo Corral, docente de farmacología de la carrera de medicina de la Universidad FASTA de Mar del Plata y miembro del grupo científico Estudios Clínicos Latinoamericanos (ECLA). “No hay una recomendación estandarizada en función de qué es lo que hay que hacer cuando vemos a un paciente que ha cursado una infección por SARS-CoV-2. Lo que sí sabemos es que se trata de una enfermedad multisistémica, es decir que afecta a múltiples órganos y sistemas del cuerpo humano, y que cada paciente es distinto. Por eso, es necesario individualizar a cada paciente y su evolución. No es lo mismo evaluar a una persona que tiene un diagnóstico por contacto estrecho o cursó un COVID-19 oligosintomático, que evaluar a un paciente que salió de una internación porque tuvo una neumonía bilateral grave por COVID-19 o requirió oxígeno”, advirtió el experto en diálogo con este medio.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que 1 de cada 10 personas afectadas por el virus SARS-COV-2, siguen presentando síntomas hasta 3 meses después de haber sido diagnosticadas. Existen más de 200 síntomas que podrían continuar luego de haber sido diagnosticado el paciente de coronavirus. Estos síntomas pueden ser invalidantes y hasta requerir intervención médica y rehabilitación, afectando principalmente la calidad de vida de los pacientes a nivel físico, psicológico, emocional, familiar, laboral y socioeconómico
Un trabajo que publicó la Clínica Mayo en Rochester, en los Estados Unidos, sobre los primeros 100 pacientes de su programa de rehabilitación señaló que la fatiga era el síntoma más frecuente en los pacientes que acudieron a la evaluación del síndrome post-COVID-19. El 59% tenía dificultades respiratorias y un porcentaje similar tenía problemas neurológicos, como “neblina mental”. Más de un tercio de los pacientes declararon tener dificultades para realizar las actividades básicas de la vida diaria, y sólo 1 de cada 3 pacientes había vuelto a la actividad laboral sin restricciones.
También se ha encontrado que los pacientes que no necesitaron internación por la fase aguda del COVID-19 puede tener algunos síntomas durante los meses posteriores al alta médica. Cuatro meses después de la infección por SARS-CoV-2, la dificultad respiratoria, la alteración del olfato y la fatiga también se registraron en pacientes que no habían estado hospitalizados, según un estudio publicado en la revista The Lancet Regional Health Europe que fue realizado en Alemania.
Además, una revisión sistemática de 45 estudios, realizada por investigadores de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, incluyó a 9751 participantes con COVID-19 y encontró que tres cuartas partes (73%) de los pacientes con COVID-19 de moderado a grave tenían al menos un síntoma a largo plazo. La revisión fue publicada en la revista especializada JAMA.
Si se tuvo COVID-19, ¿toda persona que se recuperó necesita hacer un chequeo? “No necesariamente”, respondió a Infobae la médica Elena Obieta, jefa del servicio de enfermedades transmisibles y emergentes de la Municipalidad de San Isidro y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología. “Si una persona tuvo un cuadro de COVID-19 leve, no es fumadora y no tiene síntomas como dificultad para respirar, no necesita hacer consultar con neumonología ni una placa de tórax. En cambio, si tuvo neumonía bilateral por COVID-19 y síntomas respiratorios persistentes, debería consultar al médico. En el caso de COVID-19 sin estar en terapia intensiva, podría necesitar un análisis de sangre y ver cuál es el nivel de glucemia. En función de los resultados, se podrían indicar análisis más profundos”.
“Lo primero que deberíamos tratar de hacer es diferenciar el alta epidemiológica, el que se da a los diez días luego de padecer el primer síntoma y habla de que el paciente no tiene posibilidad de contagio, del alta clínica que significa que el paciente esta de alta para retomar sus actividades habituales posterior a haber cursado la infección. Se deberá realizar al paciente un examen clínico completo e interrogarlo sobre los síntomas que padeció y aquellos que persisten en la actualidad”, advirtió Corral.
Y añadió: “Sin bien los dos órganos principalmente afectados por el virus son los pulmones y eventualmente la parte cardíaca o cardiovascular, no se puede dejar de lado que puede haber afectaciones neurológicas, cognitivas, dermatológicas, hepáticas y renales, prácticamente cualquier órgano puede estar afectado por el virus y eso es lo que uno tiene que tratar de diferenciar. Luego de hacer el examen clínico e interrogatorio, es que se decide qué tipo de estudios se van a requerir. Estos pueden ir desde un simple análisis de sangre hasta una tomografía de tórax o un ecocardiograma. Lo importante es hacer un seguimiento en el mediano largo plazo porque hay casos, denominados long COVID, donde los síntomas persisten luego de meses e incluso al año de haber padecido la enfermedad”.
Es importante estar alerta a estos síntomas y su continuidad en el tiempo, ya que pueden confundirse con otras causas aparentes y no llevar a realizar la consulta medica correspondiente. Tanto médicos como pacientes deben estar atentos a esta multiplicidad de consecuencias asociadas que la infección de Covid puede dejar en el cuerpo hasta meses después del contagio.
Al respecto, Silvina Brienza médica clínica del Hospital Italiano, señaló que “la calidad de vida en los pacientes que se recuperan de la enfermedad se encuentra comprometida. Es fundamental controlar la aparición de dichos síntomas luego de haber tenido COVID-19 y continuar con el seguimiento y posible tratamiento, indicado por el profesional de la salud para transitarlo”.
“Por último, tenemos que tener en cuenta que esta es una enfermedad que tiene menos de dos años de existencia y estamos aprendiendo día a día sobre las secuelas, los síntomas persistentes y básicamente sobre la necesidad de los controles posteriores en este tipo de pacientes. Hay que individualizar a cada paciente y en base a eso determinar qué estudios deberán solicitarse”, concluyó Corral.
Fuente: Infobae