Diferentes expertos sostuvieron que la medición del índice de masa corporal no representa un indicador de salud. La grasa y la frecuencia cardíaca: los factores esenciales
Las mujeres comienzan la dieta con el objetivo de bajar de peso, si una persona desea conocer su peso adecuado, posiblemente recurra a la fórmula del Índice de Masa Corporal (IMC), la cual recomienda la Organización Mundial de la Salud y define como la relación entre el peso y la talla. ¿Cómo se calcula? Mediante la división del peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (Kg/m2).
A pesar de ser un método conocido en el mundo, un estudio publicado en la Internacional Journal of Obesity cuestionó su validez y advirtió que, aunque el resultado de un peso saludable, el número obtenido no es ningún indicador de salud.
Para Mónica Katz, médica especialista en nutrición, es clave “hacer foco en el cambio sostenido de los 3 componentes de un estilo de vida saludable: actividad física habitual, alimentación balanceada, placentera y compartida y el afrontamiento de las emociones sin utilizar la comida como chivo expiatorio”.
Para Carmen Escalada, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “se trata de un sistema que tan solo tiene en cuenta el peso en el que deberíamos estar según nuestra altura. Lo ideal es realizar una valoración completa de la composición corporal”.
El IMEO elaboró un listado con cuatro medidas para saber si el peso que se está llevando a cabo es el adecuado o no, dejando de lado la fórmula del IMC que despierta críticas entre los especialistas y lo ubica como un sistema obsoleto.
La cintura
La zona del vientre es el lugar donde más se acumula la grasa. En concreto la visceral, el tipo más peligroso, porque rodea los órganos del abdomen lo que puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares.
¿Cómo hacerlo? Colocar la cinta métrica alrededor de la cintura, justo por encima de los huesos de la cadera, en torno al ombligo. Lo que mida el diámetro será lo que determine el riesgo de padecer obesidad, con independencia de su distribución en el cuerpo. Los varones que superen los 102 centímetros de diámetro en su circunferencia (en las mujeres el número desciende a 88) son considerados pertenecientes al grupo de riesgo.
El pulso cardíaco
A pesar de que el pulso cardíaco depende de cada persona y de factores como la edad, el género o la composición corporal, la frecuencia cardíaca indica su estilo de vida. Mantenerse en la franja de normalidad -entre 60 y 100 latidos por minuto- es un buen indicador de salud. Para encontrar el pulso, colocar dos dedos por encima de su muñeca o en el cuello.
Una frecuencia elevada indica que el corazón trabaja a un ritmo más duro del que debería. Esto puede deberse a un estilo de vida sedentario, algo que se puede disminuir con ejercicio físico.
La grasa corporal
El porcentaje de grasa corporal es la cantidad de esta sustancia que se tiene con respecto al peso total. Los expertos coinciden en que es un indicador mucho más acertado que el IMC para determinar el sobrepeso. Se mide con un aparato que utiliza las fórmulas matemáticas desarrolladas por Hodgdon y Beckett para evaluar las variables de grasa, masa muscular y masa grasa de una persona y calcular así el porcentaje total de la grasa corporal.
La tasa metabólica basal
Este indicador revela la cantidad mínima de energía que requiere el organismo para mantenerse vivo en condiciones de reposo y a temperatura ambiente. La tasa metabólica basal tiene en cuenta la altura, el peso, sexo, nivel de actividad y edad, y se mide con un aparato de calorimetría indirecta, un instrumento que evalúa cuál es el consumo de calorías de una persona cuando no realiza ninguna actividad.
Más allá de todos estos métodos -utilizados por muchos profesionales-, la mejor manera de conocer cuál es el peso saludable es a través de una consulta con un especialista.