“El dinero no compra la felicidad”, dice el refrán popular que mucho tiene de cierto. Sin embargo, la relación entre el dinero y la felicidad ha sido objeto de diversos estudios por parte de economistas, sociólogos y psicólogos durante décadas. Y el debate sigue abierto.
Ahora, la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido (ONS) publicó un estudio en donde demuestra que la satisfacción con la vida y la felicidad aumentan a medida que lo hacen los ingresos en los hogares.
El tamaño de los activos, como cuentas bancarias, acciones, y ahorros – que en conjunto conforman el neto financiero del hogar- están fuertemente relacionados con el bienestar personal, según destacó el estudio que fue publicado recientemente en Reuters.
También, notaron un importante aumento en la satisfacción personal y la autoestima, además de una baja en el nivel de ansiedad.
Lo que importa a efectos de que aumente la felicidad, es la “riqueza acumulada”. El estudio estadístico señaló que es la riqueza financiera neta la que se relaciona más con el bienestar personal y, en particular, con la satisfacción por la vida. Otros tipos de riqueza, como la posesión de bienes (auto, antigüedades, joyas o sellos) aparecen menos asociados a la felicidad.
Posesiones físicas, como los autos, obras de arte y antigüedades tendieron a aumentar la satisfacción de la vida entre los cinco más ricos, pero tuvo poco efecto en los demás.
Otro dato es que a mayores ingresos en los hogares sí aumentó la satisfacción con la vida y la felicidad, pero no redujo la ansiedad o no interfirió con la autoestima.
¿Y si la felicidad da dinero?
El estudio de la ONS utilizó datos de la encuesta sobre riqueza y activos, a la que se incorporaron preguntas sobre el bienestar personal en 2011 y 2012 por primera vez. No fueron tomados en cuenta otros factores como la edad, sexo, raza y estado de salud para concentrarse en la relación entre el ingreso y la riqueza con diferentes indicadores de bienestar y felicidad.
El grado de bienestar personal se mide en la encuesta con cuatro preguntas, una de ellas referida específicamente a la felicidad. Los encuestados respondieron de 0 a 10 sobre su grado de satisfacción, estima, felicidad y ansiedad. En general, la gente se declaró bastante feliz, pero hay una clara correlación entre mayores niveles de riqueza y de ingresos con mayor felicidad.
Este primer informe del Reino Unido abre el debate de que es posible tanto que el dinero dé la felicidad como que la felicidad dé dinero. Puede haber una relación recíproca entre ambas variables. Además, al haber sido realizado en tiempos de dificultades económicas, la relación entre riqueza y felicidad podría no ser la misma en otras circunstancias. El dilema, sigue abierto.