Guillermo López, quien estuvo privado de su libertad y que la recuperó hace 4 meses, está al frente de la cuadrilla que pinta de manera gratuita las fachadas de las viviendas de Tablada, un barrio humilde de esa ciudad de Santa Fe. La propuesta y los recuerdos de un hombre que desde ahora quiere “hacer las cosas bien”
Por Fernanda Jara para Infobae
Alejado de los ensordecedores silencios de la cárcel donde pasó los últimos cinco años, Guillermo López camina en libertad por las calles de su barrio y aunque las pisa con las mismas zapatillas desgastadas que antes retumbaban en los fríos pasillos de aquel lugar, hoy, junto a su familia, dice sentirse en paz. Aunque lo apena no poder comprarse un calzado nuevo porque desde que salió vive al día con lo que ganas en una changa y no el dinero no le alcanza. Pese a eso, se asume concentrado en hacer las cosas bien y, sobre todo, en lograr que su experiencia sirva como ejemplo a los pibes vecinos de Tablada, para que ellos no erren el camino.
El primero en abrazarlo socialmente al recuperar su libertad fue Coco —como conocen a Javier Ruiz Díaz— cuando no hizo oídos sordos ante la terrible confesión de Guillermo: “No tengo para comer. Necesito llevarle el pan a mi familia”, le dijo con los ojos llenos de lágrimas, las mismas que regresan al hablar con Infobae y recordar los momentos más duros que le tocó vivir durante los años de encierro.
“Nadie sale así nomás de cárcel… Los que salimos y bien somos sobrevivientes”, asegura y evitando recordar lo peor de su pasado, resume: “Antes me equivoqué, pero ahí adentro tuve mucho tiempo para pensar y nunca más volveré a hacerlo. Quiero hacer las cosas bien”, enfatiza y la emoción le regresa.
Sólo él sabe qué recuerdos llegaron a su memoria. Ahora esperanzado cuenta: “Con Coco, que es trabajador social y está al frente de la organización Rancho Aparte, armamos Te pinto la cara, una cuadrilla de ocho pibes que salen a pintar de manera gratuita los frentes de las casas del barrio. Algunos andaban en la calle o en el pasado tuvieron problemas con la Justicia, pero quieren remendarlo, sobre todo con el barrio, donde se les está dando otra oportunidad”, asevera y confía que a los 46 años se anima a volver a soñar.
La segunda oportunidad
La mujer de Guillermo está a semanas de parir a la segunda hija en común. Él se siente feliz por esta última etapa de la dulce espera, que vive muy entusiasmado; y también con los nervios obvios y la presión sobre sus hombros por no saber aún bien cómo encarar lo que vendrá desde lo económico.
Por ahora, trabaja dándole una mano a su cuñado herrero y con esa changa matutina vive al día. Por las tardes, se ocupa de dirigir a la cuadrilla de pintores conformada por ocho jóvenes de 18 a 27 años que llegaron al programa Te pinto la cara por medio de las becas provinciales (de $ 30 mil al mes) que a la vez forma parte del programa Nueva Oportunidad.
Todos ellos reúnen los requisitos: habitantes de Tablada que no estudian y no trabajan, o no tienen un ingreso estable; que hayan tenido problemas de adicciones, con la ley y suelan andar por las calles. Como este trabajo les propone estar al aire libre, dos veces por semana, a veces por la mañana y otra por la tarde, también los ayuda a no cambiar drásticamente de ámbito. Además pueden iniciar un vínculo amistoso con los vecinos con lo que, quizás, pudieron tener algún problema.
A cargo de ellos quedó Guillermo, quien no deja pasar oportunidad para aconsejarlos para no meterse en líos. ¿Cómo llegó a eso? “Esto nació por Coco, que trabaja n Desarrollo Social de la provincia y cuando salí en libertad, hace más de tres meses, y no encontraba trabajo ni las puertas abiertas en ningún lado, decidí ir a Desarrollo y me atiende él, empecé a contarle mi situación y me dijo que me quedara tranquilo, que íbamos a hacer algo. Así que empezó a donarme un bolsón de comida y me fue ayudando. Luego, surgió la iniciativa de empezar a cambiarle la fachada al barrio y, a la vez, también la de ayudar a las personas que salimos de ahí porque al hacerlo, tratamos de buscar algo mejor para nuestras vidas y demostrar a la sociedad que podemos salir adelante, a pesar de haber estado en la situación compleja”, revive el primer encuentro con la única persona que le tendió una mano cuando estaba al borde de la fragilidad.
El inicio de esta propuesta tiene como epicentro a Tablada porque allí, además de vivir Guillermo, está desde hace dos años la organización Rancho Aparte, a la que en 2021, sicarios ligados al narcomenudeo le quitaron la vida a uno de sus pibes y estudiante de uno sus talleres. Fue acribillado dentro de su propia casa. Tras el aberrante crimen, la familia del chico, que alquilaba la vivienda, se mudó pero el grupo de amigos lo acondicionó para reunirse allí y continuar con la gesta solidaria: a cada uno de los orificios de las bala les hicieron círculos de colores, en señal de fortalecimiento ante lo que les pasó. Ahí mismo está ahora la sala de informática que usan los vecinos del barrio.
“A los chicos se les da apoyo escolar, ayuda social para los vecinos con necesidades”, cuenta y enumera que además brindan talleres de peluquería, sublimación, candombe, cine, fotografía para niños y para jóvenes, dibujo y pintura para niños e Informática.
Con ese abrazo —como bien describe al apoyo que sintió para volver a empezar de cero— aceptó la propuesta de estar al frente del proyecto para pintar los frentes de las casas del barrio. El inicio fue el pasado 24 de julio y arrancaron a pintar el primer frente con el primer tacho de pintura de 80 litros de pintura que donó Rancho Aparte.
“Desde entonces, ya llevamos pintados 12 frentes, y nos está quedando poca pintura, pero nos la vamos a rebuscar para seguir adelante porque una de las cosas que siempre les remarco a los pibes es que no tienen que darse por vencidos”, asegura y cuenta que entre las cosas fundamentales que hoy necesitan para seguir adelante son tachos de pintura blanca de 20 L (para exterior e interior), pomos de colores, pinceletas, rodillos y escaleras de madera.
Para ellos, esta propuesta “el primer escalón” para lo que tienen pensado, asevera. “Si bien Te pinto la cara es algo que hacemos gratis para que la gente pueda mejorar el frente de su casa, lo vemos como ese primer paso para avanzar porque nosotros buscamos que de esto partícipe el municipio y la provincia, pero de manera más fuerte, para que en el futuro cercano se pueda convertir en un trabajo de verdad, con un sueldo; que apunte a formar una cooperativa que tenga la finalidad de convertirse en una fábrica de placas antihumedad. Hay varios galpón que están desocupados, que no se los usa y nosotros podemos instalarnos ahí, comenzar a abrazar a la gente que va saliendo de la cárcel, ofreciéndole un trabajo remunerado porque, por ejemplo, con la fabricación de placas vos tenés un sistema de trabajo en marcha: la fabricación, vendedores en la calle, un fletero que las lleve y la misma persona que las que las vende o el que las fabrican puede colocarla dentro de las viviendas. Si bien el objetivo es emplacar los centros de salud y las escuelas públicas en Rosario, para eso dependemos de que los llamen desde alguna de las esferas del gobierno. La idea está, falta que alguien esté predispuesto para concretarlo”, resume el deseo al que aspira.
Entre lo que les enseña del oficio, lo indispensable es saber calcular cuánto m2 de pared rinde un tarro de pintura, cómo preparar colores y cómo hacer un presupuesto porque esto les abre las puertas para futuras changas y quizás hasta puedan enamorarse de lo que hacen y comenzar a tener un oficio.
“A uno de los chicos le pidieron que luego pintara una pieza. La gente de la casa quedó tan conforme con su trabajo, que se lo pidieron y eso a él lo entusiasmó”, cuenta orgulloso y, al igual que toda la entrevista, reflexiona sobre la importancia de tener un trabajo seguro: “Si de verdad quieren mejorar la seguridad es indispensable hablar de igualdad y a eso se llega dando oportunidades”.
Animarse a soñar
Para Guillermo, el pasado quedó pisado. Pagó su deuda con la sociedad y ahora mira para adelante. “Quiero hablar de lo que soy y seré, no de lo que fui”, aclara y dice: “En el pasado, he hecho mal las cosas por situaciones económicas. No volveré a delinquir, no es una gran astucia porque las puertas siempre están abiertas, pero, doy gracias a Dios, porque hoy no opto por ese lado sino por mostrar a los chicos que las cosas se pueden hacer de otra manera y que no cometan mis mismos errores”, remarca con tono paternal.
Al mismo tiempo, cuenta que los años en el penal fueron horribles, insalubres, trabajando por $ 6 mil mensuales, hacinados y lejos de cualquier condición humana que permita reinsertarse de verdad en la sociedad. Entonces, asume, que quienes logran salir bien son aquellos que pudieron sobrevivir a las condiciones infrahumanas a las que el sistema carcelario los condena.
“Así y todo, con palos en la rueda, con problemas económicos; con situaciones que a veces pueden llegar a incentivar para delinquir de vuelta, te soy sincero, ya he perdido cinco años de mi familia y no quiero volver a perderme. También les muestro que se puede salir de de las adicciones y estamos trabajando con chicos del barrio que tienen problemas de adicciones”, señala.
Emocionado, cuenta lo que ocurre mientras pintan los frentes. “Durante esas horas nos sentimos libres y hablamos muchos entre nosotros y con los vecinos, que aceptan desde el primer momento la propuesta y a los chicos, y también los abrazan. Entonces, así trabajamos en la resocialización de estos pibes y los vecinos del barrio. Ojo que la política de abrazar a una persona que ha salido privada de la libertad no termina dándole un bolso de comida y unos pesos es mucho más profundo el tema”, subraya y pide que la sociedad acepte darles una segunda oportunidad a quienes antes no supieron o pudieron hacer las cosas bien.
Emocionado, aspira a poder concretar su sueño algún. “Mirá, lo que más deseo es poder tener un buen trabajo, estar seguro de que cada mes voy a poder llevarle a mi familia lo que necesita. Ojalá, es lo que más quiero y me gustaría poder el cumplir el sueño de trabajar de lo que me gusta, que es lo social, con proyectos de política social. ¿Por qué no soñar con eso? Quizás algún día lo concrete”, finaliza.
*Quienes deseen donar tachos de pintura, rodillos y pinceles, o bien colaborar con “Te pinto la cara” pueden comunicarse con Guillermo vía WhatsApp al +54 9 3416 56-6669
Fuente: Infobae