Los tres científicos “mapearon a nivel molecular, como las células reparan daños en el ADN y salvaguardan la información genética”, explica el documento de la organización sueca que detalla el trabajo de los laureados.
“Su trabajo produjo conocimiento fundamental sobre cómo funciona una célula viva y, por lo tanto, fue utilizado en el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer”, dice el comunicado.
Sus estudios fueron claves para la lucha contra las enfermedades relacionadas a las multiplicaciones de las células, ya que los errores del ADN que deben repararse se pueden generar en cada multiplicación, un proceso que el cuerpo humano realiza millones de veces desde el mismo momento de la concepción.
Desde el momento en que un óvulo es fecundado por un espermatozoide, la célula original con sus 23 cromosomas comienza a dividirse, copiando la información genética en cada división. En una semana, el embrión tiene 128 células. Serán millones en cuestión de semanas y con el paso de los años, el ADN de aquella primera célula, multiplicada millones de veces, seguirá casi idéntico al original.
Sin embargo, hay factores -muchos de ellos ajenos al cuerpo- que pueden dañar el ADN de cada célula. Por ejemplo, el cigarrillo es especialmente dañino, ya que además de dañar la información genética original de las células afectadas “complica sus capacidad de reparar ese ADN”, según explicó el mismo Tomas Lindahl en la conferencia realizada este miércoles en Estocolmo.
El de Química es el tercero de los premios Nobel que se entrega este año. El reconocimiento lleva el nombre del inventor de la dinamita Alfred Nobel y ha sido otorgado desde 1901 para reconocer logros en la ciencia, la literatura y la paz.