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Valorar los nuevos intercambios, apelar a la creatividad y otros consejos de expertos para el Día del Padre

Valorar los nuevos intercambios, apelar a la creatividad y otros consejos de expertos para el Día del Padre

El Día del Padre 2020 tiene un significado especial. La pandemia y el estado problemático de nuestra nación proporcionan el ímpetu para la autorreflexión en medio de un mar de perturbaciones y descontento. Como acompañar a los padres que sufren médica, social y económicamente

Preguntas sobre si y cómo ver a nuestros hijos adultos y a nuestros padres presentan dilemas médicos y éticos. ¿No sería genial si elegir el tiempo con los padres o los hijos fuera una decisión fácil de tomar? Sin embargo, la respuesta rara vez es así de simple. Este año, en medio de una pandemia mundial y la necesidad de continuar practicando el distanciamiento social, la decisión es aún más compleja de lo habitual.

Este día especial se celebra en diferentes meses y fechas en todo el mundo, pero una mayoría lo celebra el tercer domingo de junio, que para este año es el 21 de junio. La fecha es una celebración de la paternidad y los lazos paternos y la importancia de los padres en una sociedad. Aunque no siempre son padres, sino otras figuras paternas, como tíos y abuelos, quienes juegan un papel en moldear la vida de un niño.

El Día del Padre 2020 tiene un significado especial. Muchos hombres están sufriendo médica, social y económicamente. La pandemia y el estado problemático de nuestra nación proporcionan el ímpetu para la autorreflexión en medio de este mar de perturbaciones y descontento. Es una base para volver a examinar nuestras prioridades y hacer que muchos se pregunten: ¿qué puedo hacer para acompañar a papá?

“Todo es tan nuevo que nos obliga a reflexionar para conservar no solo nuestra salud biológica, sino nuestra salud mental, que en rigor es toda una. El distanciamiento social nos lleva a ser solidarios, porque el que se cuida cuida a los demás. Es decir, no tener una vida social como la habitual supone hacer un bien a uno y un bien a los demás. En este contexto no dar un beso, no dar un abrazo o no tener una charla presencial es una prueba de amor y cuidado”, aseveró en diálogo con este medio Elsa Wolfberg, psicoanalista y psiquiatra de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), y vicepresidente del Capítulo de Prevención Cuaternaria, Psiquiatría Preventiva y APS de la Asociación de Psiquiatras Argentinos.

 

En Estados Unidos, si bien muchas comunidades están aliviando las restricciones relacionadas con el brote, aún se espera que la pandemia altere algunos planes del Día del Padre, según una encuesta de la National Retail Federation, la asociación de comercio minorista más grande del mundo.

Según los datos revelados por la investigación, la mayoría de los consumidores (77%) dice que celebrar el Día del Padre es importante este año específicamente debido a la pandemia. A pesar de que las restricciones de quedarse en casa se han aliviado en muchas áreas del país, el 58% de los encuestados dicen que todavía planean celebrar virtualmente.

En Argentina, específicamente, aquellos que tengan la suerte de vivir con papá van a poder disfrutar de su compañía y aquellos que no, lamentablemente, deberán conformarse con encuentros y llamadas virtuales, sorpresas y gestos que los acerquen, siempre y cuando se respeten las medidas del aislamiento obligatorio.

“Sea un encuentro presencial o uno virtual, lo importante es lo que uno siente por papá y hay muchos modos de festejar con él y mimarlo, desde llamarlo por videollamada en conjunto para brindar y enviarle una sorpresa u otro regalo a casa hasta hacer un dibujo o una carta y enviarlos por Whatsapp. En síntesis, hay que apelar a la creatividad. Si hubiera cuentas pendientes, un saludo y el propósito de entenderse… Nada de lamentos, cualquier contexto es compatible con una celebración”, aseguró Wolfberg.

Según el doctor Fernando Torrente, licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), doctorado académico en Medicina en la Universidad Favaloro y director del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO, “la salud mental se ha convertido en una variable fundamental de este escenario impensado. El temor a la enfermedad y sus consecuencias, y las medidas de aislamiento impactan en nuestra salud emocional de manera creciente. Al mismo tiempo, la salud emocional es clave para sostener nuestros cuidados generales, tomar decisiones adecuadas y llevar adelante nuestras vidas en un contexto adverso prolongado”.

Si bien el aislamiento físico puede protegernos del virus altamente contagioso que asola el mundo, nos expone a otro desafío menos comprendido: la soledad. Sin embargo, el aislamiento social y la soledad no siempre van de la mano. La soledad, a diferencia del aislamiento social, es un sentimiento subjetivo. Según Lisbeth Nielsen, directora de la división de investigación conductual y social del Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos (NIA, por sus siglas en inglés), la soledad es la “sensación de sufrimiento por estar desconectado de otras personas, que es diferente al aislamiento social que simplemente no es estar cerca de otras personas o no tener conexiones cercanas”.

“El aislamiento social, y más particularmente en los grupos de riesgo por edad, tiene graves consecuencias en relación con la salud psíquica. En personas mayores, tiende a generar no solamente depresión, sino además una retracción libidinal psíquica, es decir un distanciamiento o desconexión de los objetos y las personas que puede elevar el nivel de daño de las enfermedades neurológicas o acelerarlas”, explicó en diálogo con Infobae el psicoanalista Jorge Eduardo Catelli (MN 19868).

“La soledad no es solo una grave amenaza para el bienestar individual y la salud pública, sino uno de los factores de riesgo más subestimados para la mortalidad prematura”, asegura el bioeticista, médico y crítico social estadounidense Jacob Appel. Junto con el tabaquismo y la obesidad, la soledad se encuentra entre lo que Appel llama la “tríada de causas potencialmente prevenibles de muerte prematura”.

Consultada por este medio la psicoanalista Fiorella Litvinoff explicó: “Para muchos, continuar con las medidas de aislamiento es un costoso trabajo, y ciertas fechas, como la del Día del Padre, revisten mayor sensibilidad. Pese a la prohibición, es importante pensar que el mundo actual ofrece varias alternativas para sentirnos en proximidad con nuestros afectos, como son las videollamadas, mensajes y regalos enviados, poniendo en juego la creatividad de cada uno. El desafío es que el mensaje que cada quien desee transmitir, pese a la imposibilidad del encuentro físico, encuentre la manera de ser enviado”.

Para los especialistas, si bien la situación actual implica reducir la circulación por fuera del hogar, no impide la amorosidad con otros, que gracias a las nuevas tecnologías podemos seguir practicando. “Todo este tiempo de cuarentena permitió armar lazos familiares diferentes. Padres e hijos, en varias ocasiones, descubrieran nuevas facetas de cada uno y capacidades diferentes que desconocían. Este Día del Padre es un día simbólico con implicancias para todos. Sin embargo, en este momento necesitamos valorizar otros intercambios, ya sea de modo virtual o telefónico”, aseveró a Infobae Nora Koremblit de Vinacur, ex secretaria del Departamento de Niños de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

“Si bien no sabemos cómo va a seguir todo esto, yo pensaría que esto no es un estado que va a continuar. Los seres humanos somos seres sociales que necesitan tocar y ser tocados. No va a dejarse asentada la distancia en las relaciones sociales ya que se trata de un estado que aceptamos porque tiene la connotación de ser una gran campaña de sostén de la salud”, concluyó Wolfberg.

Fuente: Infobae

Imagen: Shutterstock

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